Cuando los primeros policías llegaron a la escena del choque, hubo conmoción y más de uno se puso a llorar. El cuadro era desgarrador: dos de sus compañeros yacían seriamente heridos, uno con el rostro desfigurado, ambos ensangrentados y con escasa reacción, tendidos cerca de una pared a varios metros de la moto en la que circulaban; a varios metros también de la camioneta que los había embestido en una peligrosa esquina y siguió de largo hasta arrancar un árbol e incrustarse en una casa de la Villa San Damián, Rawson. El drama seguiría: varios uniformados se quejaron ayer de una demora de al menos media hora de la ambulancia, aunque luego del traslado la suerte de uno de ellos quedó echada: el agente Gerardo Jorge Díaz (41 años, padre de cinco hijos, 16 años en la fuerza), murió una hora y media después del choque en el hospital Rawson, a causa de gravísimas e irreversibles lesiones internas, dijeron en la policía.

Díaz vivía en el barrio Córdoba, en Rivadavia, y era el principal sostén de su familia. Su destino tras el choque había quedado sellado, porque había sufrido fracturas en su brazo y pierna derechos, también en su columna y costillas, algunas de las cuales le habían perforado los pulmones y el hígado.

La muerte de Díaz hizo mayúsculo el dolor, porque era un hombre muy conocido, respetado y querido por sus compañeros: "La familia policial está entristecida, está de luto por un compañero de trabajo que perdió la vida cumpliendo la misión de proteger al prójimo. Yo conocía a Díaz, muy buena persona igual que su padre, al que conocía porque también fue policía y fue mi compañero de trabajo", dijo ayer el jefe de la fuerza, comisario general (RE) Miguel González, uno de los que sumó su presencia en las afueras del hospital Rawson con otros jefes y varios uniformados, interesados en la evolución de Díaz y la de su compañero Mauricio Armando Araya (31) agente desde el 21 de junio de 2002.

Ayer, Araya estaba internado en el hospital Privado con fracturas en ambas piernas, en las costillas de su costado derecho y en la nariz (dicen que le harían una cirugía facial), politraumatismos y lesiones internas que, de todos modos, no ponen en riesgo su vida, informó un jefe policial.

Ambos agentes habían sido destinados a la Motorizada II el mismo día en que esa unidad fue inaugurada, el 23 de setiembre de 2003, con sede en el conflictivo Barrio La Estación de Rawson, precisaron las fuentes.

EL ACCIDENTE

Todo pasó alrededor de las 6,05 de ayer en el cruce de Neuquén y Boulevard Sarmiento, en la Villa San Damián, Rawson. A esa hora Díaz y Araya patrullaban la zona en una moto Honda Transalp 650cc. de la Motorizada II. El patrullaje preventivo -dijeron ayer- era una consigna específica de sus superiores después de una suerte de ola de delitos en la villa, como arrebatos, robos a casas y hasta un asalto a mano armada a una familia.

Ambos uniformados habían entrado a su jornada laboral a las 22 del miércoles y debían salir ayer a las 7, pero una hora antes todo se complicó: cuando transitaban hacia el Oeste por Boulevard Sarmiento, los embistió una camioneta Ford F100 que guiaba hacia el Sur por Neuquén, un hombre identificado como Daniel Barilari, de 31 años y técnico en arreglo de cajeros automáticos, dijeron en la policía.

El resultado fue desastroso: la principal hipótesis de los investigadores es que la camioneta embistió, arrastró la moto y lanzó a ambos uniformados por el aire. Se cree que el conductor, Díaz, impactó contra la pared de una casa, y que Araya aterrizó con su rostro en el piso y quedó desfigurado.

La camioneta siguió de largo hacia el Sur por Neuquén, pero se metió en la esquina arrancó un paraíso de mediana dimensión y se estrelló contra una casa. Cuando observaron la camioneta en detalle, notaron que la pistolera de uno de los uniformados estaba enganchada entre los hierros del paragolpe.

Altos jefes policiales aseguraron ayer que al menos un testigo declaró en la comisaría 25ta., que Barilari conducía "rápido y sin luces". También se investiga si le fallaron los frenos (había marcas de frenada sólo de un costado del vehículo) y si el conductor estaba ebrio. Según fuentes policiales, al principio Barilari se negó a realizarse el dosaje, pero la juez en lo Correccional Silvia Peña Sansó de Ruiz ordenó que se lo hagan si o si (la ley lo contempla) tras el fallecimiento de Díaz.

El accidente desató por enésima vez las críticas de vecinos de la Villa San Damián, porque no es la primera vez que chocan en esa esquina. Ayer reflotaron su reclamo de poner lomadas en la calle Neuquén, una arteria usada para circular al Sur, incluso hasta calle 5, para evitar el semáforo de Doctor Ortega y Vidart. Una arteria en la que generalmente, los límites de velocidad no son respetados.