Dolor. El padre y un hermano de Brenda Flores ayer, quebrados por la doble tragedia.

 

Hacia afuera, eran una pareja más. Con un pasado, con idas y venidas, con separaciones y reconciliaciones, pero nunca con exhibiciones de violencia, ni en público ni con denuncias por conflictos domésticos. "Se veían tranquilos", dijeron sus vecinos. Puertas adentro, la intimidad del electricista Marcelo Vilchez (44, era empleado municipal) y Brenda Carolina Flores (25) parecía tener picos de turbulencia insospechados. Tanto, que ayer -es la principal teoría- él tomó la decisión de ultimarla en la cama asestándose al menos 15 cuchillazos y luego fue hasta otra habitación y se quitó la vida colgándose de un alambre sujeto a un palo del techo, dijeron fuentes policiales y judiciales. ¿Por qué tomó esa decisión macabra? ¿Celos? ¿La revelación de una verdad perturbadora? Ayer, nadie parecía tener la respuesta a esos interrogantes.

Las víctimas, Brenda Flores (25) y Marcelo Vilchez (44).

 

El condimento macabro en medio del sangriento escenario fue el hecho de que, cuando todo pasó, la nena de 3 años que ambos tienen en común estaba en la casa. Y fue esa pequeña la que corrió a avisarle a una tía que vive en el fondo de la misma propiedad, indicaron.

Todo pasó sobre las 8,30 de ayer. La principal versión es que él tiene una familiar enferma y que ella había estado cuidándola toda la noche hasta que él fue a buscarla para llevarla a su casa de la calle Laprida, al sur de Juan XXIII en el barrio Patiño, en las afueras de la Villa Media Agua, en Sarmiento.

Cuando todo se supo, el barrio se convulsionó por semejante desenlace, pues no imaginaban un final así en esa pareja, que ya venía de un pasado con otras parejas, con las cuales habían tenido hijos: él tenía tres más (un varón y mellizas), ella, dos nenas más de 7 y 8 años que ayer estaban en Los Berros (al oeste de Sarmiento) porque en esa zona van a la escuela, señalaron sus familiares.

El momento en que sacan uno de los cadáveres para llevarlo a la morgue judicial.

 

"A mí me llamó una hermana de él (por Vilchez) y no lo puedo creer todavía", dijo con los ojos enrojecidos por el llanto el empleado minero Alberto Flores, padre de Brenda, la menor de sus tres hijos.

Según Flores, su hija pasaba casi toda la semana con él en su casa de Los Berros y los fines de semana visitaba a Vilchez en su casa del barrio Patiño.

Que estaban juntos y no separados era también la escueta versión del entorno de Vilchez. Aunque los parientes del municipal fallecido prefirieron no hacer declaraciones, trascendió de algunos parientes que ambos gestionaban un préstamo porque pensaban en hacer una ampliación en la casa de él.

Sin embargo, otros familiares de la joven asesinada dijeron de manera contundente que estaban separados hace tiempo y que ella, de buena voluntad, había accedido a cuidar la pariente enferma de él durante la noche del jueves y la madrugada de ayer.

Si se confirma que no hubo un ataque de alguien más y que todo fue obra de Vilchez, el fiscal podrá pasar el caso al archivo.

Ayer, el fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Adrián Riveros, llegó hasta el lugar con sus colaboradores y comandó en persona todas las diligencias para determinar cómo pudieron ocurrir los hechos. Al concluir con los primeros peritajes, Riveros aseguró que la joven había recibido "al menos 15 cuchillazos", que no existían denuncias previas por violencia doméstica entre las víctimas y que las evidencias recabadas hasta ese momento indicaban que se trataba de un homicidio seguido de un suicidio. Y así, descartaba un posible ataque de alguien que hubiese entrado para cometer un doble homicidio.

Si las pruebas confirman que no hubo un ataque de alguien más y que todo fue obra del empleado municipal Marcelo Vilchez, es probable que el fiscal decida archivar el caso.