Círculo cerrado. Al menos esa es la opinión de los investigadores dirigidos por el coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Adrián Riveros, en un caso resonante: el homicidio del jubilado Herman "Mito" Rodríguez (82), asesinado de un tiro en el rostro en su finca de Pocito el pasado 18 de abril. Que el optimismo fiscal esté en uno de sus puntos más altos, tiene una razón de peso mayúscula: la pericia balística encargada a profesionales de Corrientes. Ese estudio determinó lo que no pudieron los peritos sanjuaninos, pues reveló que la bala calibre 22 extraída del cráneo de la víctima fue disparada con el arma que le encontraron al "Chileno" Juan Adrián Riveros (33) un sujeto que, al principio, parecía no tener nada que ver con el crimen y que, tras ser liberado, cayó por una pelea y justamente con un revólver calibre 22 largo, el mismo calibre del proyectil letal. Tras su segunda detención (el 12 de junio pasado) por ese conflicto con un concuñado (Riveros ya recibió 2 años y 9 meses por portación ilegítima de arma), este obrero no dudó en apuntar a un hermano de la víctima, Eliseo "Pachico" Rodríguez (77) como el hombre que le había dado ese revólver el mismo día en que ocurrió el crimen. También dijo que esa vez vio a "Pachico" con una moto en la caja de su camioneta e intentó desligarse, pero fue a él a quien le secuestraron ese rodado, que era de la víctima, desecho en partes que vendió a sus clientes.
Para ese momento los fiscales ya tenían en su poder un trozo de cacha hallado en la escena del crimen junto con un reloj pulsera y una gorra. Tras el secuestro del arma, se encargó un doble trabajo pericial: saber si el trozo de cacha se correspondía con el revólver incautado al "Chileno" y, lo más importante, saber si la bala extraída del cráneo de la víctima fue disparada con ese revólver.
Los peritos en San Juan solo pudieron esclarecer el primer punto: el trozo de cacha hallada junto al cadáver era, sin dudas, la que le faltaba al revólver. Pero los "daños" que al parecer provocaron a propósito en el proyectil antes de dispararlo, los llevaron a concluir que no era posible determinar si fue o no disparado con esa arma que tiene un problema en el tambor, al que hay que girar manualmente entre tiro y tiro.
Esta última conclusión, no cayó bien en los investigadores que, por lo bajo, criticaron el trabajo pericial local. Entonces, por órdenes del Fiscal General de la Corte, Eduardo Quattropani, enviaron a Corrientes ("donde está el mejor centro del país para este tipo de pericias", dijeron) el arma con la bala homicida para que allí realicen el cotejo. Y a pesar de los daños del proyectil, dos expertos establecieron en la provincia del Litoral que, efectivamente, esa bala se correspondía con el particular, único e irrepetible estriado interno que tienen los caños de las armas y los dejan marcados en cada bala que los atraviesa, indicaron fuentes judiciales.
Ahora, la situación del "Chileno" y "Pachico" está más que complicada.