María Cristina Zárate se apostó ayer en la mañana en la puerta de Tribunales con una gruesa cadena colgada en su cuello, para pedir “justicia y una solución”. Según la mujer, el 11 de febrero pasado entre las 8 y las 14, ella salió a trabajar en su corralón de Benavídez y Rawson, en Capital, mientras su hijo de 18 años se ausentó también. Y al volver se toparon con que los delincuentes habían entrado en su casa del barrio Talacasto, en Chimbas, y se la habían desmantelado por completo: “Me llevaron casi 400 pares de zapatillas, casi $10.000 en efectivo, los electrodomésticos, colchones, muebles… todo, me destrozaron todo y me dejaron en la calle, sin trabajo. Lo grave es que supe quiénes fueron, dónde escondieron mis cosas y se lo dije a la Policía, pero nunca hicieron nada”, dijo, molesta. Según la mujer, dos de esos ladrones son una chica de apellido Reinoso y dos jóvenes de apellidos Luna y González. “Fueron siete u ocho. Primero se llevaron las cosas a la casa de la madre de uno de ellos y luego a otra parte; pero es increíble: para uno que trabaja no hay justicia, pero sí para los choros porque ellos pagan sus abogados con la plata que le roban a uno. En la Policía me dijeron que no los hallan, pero para mí que no los quiere encontrar”, disparó.