Custodiando el portón de ingreso, un uniformado. En el medio de ese acceso, un cartel con la consigna: "papis, Salita Amarilla turno mañana, hoy no tendrá clases". Ese era la escena ayer en la mañana en una escuela de nivel inicial situada en el corazón del barrio Capitán Lazo, Rawson, luego de que dos asaltantes, con cascos y armas, tomaran por sorpresa a tres porteras, una maestra y un kiosquero del establecimiento. Los ladrones atacaron cuando la jornada recién empezaba, a las 7.30, hora en que los pequeños que asisten a ese colegio todavía no llegaban. Después del rápido golpe, escaparon con $950 y los celulares de los empleados, precisaron las víctimas.
El robo ocurrió ayer a las 7.30 en la escuela de Nivel Inicial Nº 11, ubicada a un costado de otra escuela -primaria y secundaria- en el cruce de Güemes y Yapeyú, en el barrio rawsino Capitán Lazo. A ese colegio asisten en dos turnos, 190 chicos de entre 4 y 5 años que, por fortuna, no presenciaron el atraco porque ingresan dos horas después, explicó Graciela de Godoy, la encargada del jardín.
A la hora del asalto, la portera Mabel Flores y otras dos compañeras ordenaban el salón de los maestros. Después llegó Alberto Archilla, quien tiene un kiosco dentro de ese predio y luego una docente, afirmó Flores.
Hasta ahí era un día más de trabajo, pero minutos después todo cambiaría. Dos sujetos con los rostros cubiertos y armados ingresaron al predio e inmediatamente uno de ellos se fue hacia donde estaba el kiosquero para reducirlo, aseguró la portera. Luego, su cómplice entró al salón amenazando a las mujeres y gritando "¡callate, callate y dame la plata!", dijo Flores.
Allí el ladrón le quitó los celulares a las empleadas y además, tomó del maletín de la maestra con $500. Mientras eso sucedía, el otro delincuente le sustrajo al kiosquero $450 y su teléfono móvil. Después, huyeron con el botín, dijeron las víctimas, una de los cuales aseguró que no notó nerviosos ni descontrolados a los delincuentes.
Fue el primer asalto que sufre ese establecimiento. "Hace 10 años que trabajo acá y jamás pasé una situación semejante. Se me pasaron mil cosas por la cabeza y la verdad nos tendríamos que haber ido a nuestras casas y no trabajar", aseguró ayer Mabel Flores, atemorizada.

