Buenos Aires, 23 de agosto.- Ajeno a la conmoción social que generó tras matar a su mujer, Gustavo Farré pasó la primera noche preso en una celda individual de unos seis metros cuadrados, bajo la atenta mirada de un guardia que lo custodiaba parado al otro lado de la reja.
El ex ejecutivo se encuentra alojado en Alcaldía III que funciona en el complejo carcelario de Melchor Romero. Se trata de un presidio "de transición" que cuenta con celdas para una o dos personas, al que suelen llevar a los imputados hasta que se define a qué unidad carcelaria se los traslada.
Fuentes del Servicio Penitenciario revelaron que los profesionales que entrevistaron a Farré lo vieron angustiado, "muy ansioso y con alta inestabilidad emocional". Está "desesperanzado", resumió uno de los especialistas. Sólo pidió agua y apenas probó la vianda que recibió junto a otros 300 reclusos.
Los mismos informantes -detalla el diario Clarín- apuntaron que ante psiquiatras y psicólogos repitió una frase y un gesto que da cuenta de su estado anímico: “Ya está, se terminó todo para mí”, dijo durante el primer día en prisión; cada vez que terminaba de decirlo, juntaba su cabeza con las rodillas mientras permanecía sentado.
El hombre -de 52 años- fue trasladado ayer por la mañana a la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos Conexos a la Violencia de Género de Pilar para ser interrogado por el asesinato de su esposa, Claudia Schaefer (44), madre de sus tres hijos.
Llegó a la sede judicial esposado y con el rostro cubierto con una campera azul, en una camioneta de la policía bonaerense. Como se preveía, se negó a declarar ante la fiscal Carolina Carballido y quedó detenido en la causa caratulada como "homicidio doblemente agravado por el vínculo y por contexto de violencia de genero".
