Leonela Moreta (31), su hermano Martín (21) y la madre de ambos, Viviana Pereyra(52). Y otros dos cómplices, Elio Castellano (24) y Lucas Herrera (27). Los cinco fueron condenados este jueves por los jueces Víctor Hugo Muñoz Carpino, Miguel Dávila Saffe y Martín Heredia Zaldo (Sala I, Cámara Penal) a prisión perpetua por asesinar al casero de una finca de Caucete para robarle, el 27 de noviembre de 2020. La víctima se llamaba Jorge Juan Brizuela (67).

CÓMO FUE EL CRIMEN

Aquella tarde del 26 de noviembre de 2020, Juan Jorge Brizuela (67) le dijo a su amigo y protector, Manuel Domínguez, ese hombre que le daba un techo en su finca de Caucete (en Avenida de Los Ríos, unos 250 metros al Este de La Plata), que un ratito antes dos mujeres fueron a preguntarle si alquilaba la casa de adelante porque se habían peleado de sus maridos. Y que él se comprometió a preguntar. Esas mujeres eran Viviana Pereyra y su hija Leonela Moreta, quienes habían ido hasta la finca con esa excusa que les sirvió para estudiar la vivienda y planificar el golpe.

Al otro día, a eso de las 7, el propietario llegó a su finca con su hijo y se topó con su amigo atado de manos hacia atrás, con una soga al cuello y todo ensangrentado. A Brizuela ultimaron para robarle, porque en su casa faltaba un televisor, dos garrafas, una bomba de agua y otras cosas, como una moto Zanella 110 cc. Además, su Renault Torino apareció en llamas a un costado de la calle Enfermera Medina, unos 650 metros al Norte de Rastreador Calívar, en otro punto de Caucete.

El auto de la víctima apareció quemado.

Durante el juicio, Elio Castellano buscó desligarse, culpando a los otros. Dijo que habían quedado de acuerdo en que Viviana Pereyra y su hija Leonela Moreta llegarían primero a la finca para distraer al casero. Que, mientras tanto, él y otro hijo de Pereyra, Martín Moreta, Lucas Herrera y Matías Maya (prófugo) buscarían sustraer lechones de unos 15 kg. Que, ya en la casa, las mujeres abordaron a la víctima y en eso Martín Moreta entró y le dio un palazo en la cabeza a Brizuela y que a la golpiza se sumaron los otros dos sujetos, también las mujeres, rasguñándolo y mordiéndolo, mientras lo inmovilizaban atándole las manos para atrás y los pies.

Que mientras eso pasaba, se mantuvo distante: "Yo sólo me comprometí a ir a robar, no sabía que lo iban a matar", dijo Castellano, siempre tratando de minimizar su participación. Sin embargo, también recibió la pena máxima.

LA MOTO robada a la víctima fue recuperada por la Policía días después del crimen.

En los primeros minutos de aquel día, Juan Jorge Brizuela quedó inmovilizado y muerto, por las graves heridas en su cabeza. Después, los homicidas cargaron en el Renault Torino que el casero había comprado hacía poco ("era su sueño", dijo su hermana), un televisor, dos garrafas, dos parlantes, una pala, herramientas y otras cosas. Y partieron, robándole además la moto. Sobre las 7 de la mañana, Brizuela fue encontrado muerto por el dueño de la finca y su hijo. Y enseguida se supo que ese auto que había aparecido quemado durante la madrugada era del fallecido, un hombre enfermo a quien el finquero le había dado un techo en su propiedad de Caucete, porque sabía que le faltaba un riñón y sufría otros problemas de salud.

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