Al oficial David Pinto y al cabo Gustavo Leales (Comando Radioeléctrico) no les quedaron dudas. Apenas se cruzaron con dos sujetos a mil en una moto hacia el Norte por calle Salta, alrededor de las 2 de ayer, se convencieron de que en algo sospechoso andaban. Entonces giraron y los persiguieron hasta encerrarlos en inmediaciones del cruce con Corrientes, en Capital. Según la policía, allí hubo un forcejeo, con piñas incluidas, cuando los policías literalmente se lanzaron sobre los sospechosos, que ya acomodaban la moto Yamaha 110cc. con tambor violentado en la que circulaban para seguir escapando. Hasta ahí resultaba un misterio la actitud de los jóvenes, uno de los cuales resultó ser menor (tiene 16 años) y el otro se negaba a revelar su apellido: sólo decía llamarse Carlos Matías. Sin embargo todo se esclareció cuando los uniformados llegaron al cruce con calle Sargento Cabral. Allí, se toparon con Juan Tejada (30) tendido en el piso, sin zapatillas, casi sin ropa y la versión de que cuatro sujetos en dos motos lo habían golpeado en la cabeza, supuestamente con un arma, para robarle su calzado, su vestimenta y una billetera con unos 500 pesos.
En el acto, la moto secuestrada y los sospechosos detenidos fueron reconocidos por la víctima como parte de los asaltantes, precisaron fuentes policiales.
Pero no sería la única revelación de la madrugada. Antes de llegar a la Seccional 2da., los uniformados supieron que era López el apellido de Carlos Matías. Y enseguida esclarecieron otro caso, pues era el mismo sujeto que el 21 de marzo pasado había escapado de la seccional 19na. de San Martín, luego de romper un sostén metálico donde encaja el pasador del candado de la celda, y colarse luego por entre las rejas de una banderola que da al predio municipal. Esa vez López había caído preso con su novia, tras una larga huida en una moto robada, que se inició en Rawson, pasó por Caucete y terminó en San Martín.

