A diez días de la muerte de cuatro jóvenes durante una persecución policial en San Miguel del Monte, los investigadores están convencidos de que los agentes que participaron del hecho mintieron y que algunos de sus compañeros los ayudaron a ocultar pruebas. 

Las imágenes de las cámaras de seguridad demostraron que intervinieron al menos tres móviles y las pericias indicaron que hubo disparos. Las autopsias confirmaron que uno de los adolescentes tenía un balazo en el cuerpo y la Justicia ordenó exhumar el cuerpo de otra víctima para chequear el primer informe de los forenses.

Lejos de estar cerrada, la investigación busca dar respuesta a varios interrogantes. Un repaso por las dudas centrales de la causa.

¿Qué inició la persecución?

El choque en el que murieron Aníbal Suárez (22), Camila López (13), Danilo Sansone (13) y Gonzalo Domínguez (14), y dejó a Rocío Guagliarello (13) internada grave, ocurrió minutos antes de la 1 de la madrugada del lunes.

Cerca de las 22, Aníbal había salido de la casa de sus tíos en el barrio 140, con los que había compartido la cena. Les dijo que se iba a dormir pero antes pasó con su Fiat 147 Spazio por la plaza Adolfo Alsina y se encontró con el resto de los adolescentes, a los que invitó a dar una vuelta con su auto. De allí fueron a la zona de la laguna y alrededor de las 0.45 se cree que el primer patrullero los empezó a seguir. Luego se sumaron otros dos hasta que el auto, a las 0.50, impactó contra el acoplado de un camión que estaba estacionado sobre la colectora 9 de Julio, a la altura del kilómetro 111 de la Ruta 3. Quedó partido en tres pedazos.

Todavía no se sabe qué ocurrió en el medio para que los policías comiencen a perseguir al auto. Los tíos de Aníbal sospechan que los agentes buscaban a su sobrino para extorsionarlo. Aseguran que hace un mes le secuestraron el auto y lo llevaron a la comisaría para exigirle 5.000 pesos a cambio de no hacerle una multa por andar sin los papeles del 147.

Familiares de las otras víctimas creen que los chicos “por ahí vieron a la Policía haciendo algo comprometedor” y hasta pudieron haberlo filmado. En paralelo, horas después de la masacre se viralizó un audio de Whatsapp que habría enviado un agente de San Miguel del Monte: "El Pipi y otros más estaban bajando droga (…) y los chicos cruzaron y lo vieron. Y los sacaron a correr porque estaban bajando droga”. “El Pipi” sería el teniente primero Héctor Enrique Ángel (51), jefe de calle de la comisaría de Monte, que la semana pasada fue separado de su cargo por Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense. Lo venían investigando desde el año pasado por vínculos con narcos y connivencia con delincuentes. El domingo lo detuvieron por la causa que investiga la muerte de los cuatro chicos.

¿Qué pasó con el camionero?

El camión contra el que chocó el Fiat 147 Spazio que manejaba Aníbal estaba estacionado sobre la colectora 9 de Julio de la Ruta Nacional N° 3 porque había tenido un desperfecto mecánico. Según trascendió, en el momento de la persecución el chofer dormía en la cabina. La identidad del hombre es desconocida hasta el momento, aunque se supo que no es vecino de Monte. En otro audio de Whatsapp que tomó conocimiento público, un supuesto policía denuncia que al conductor lo "quisieron coimear para que no declare sobre los tiros". Sin embargo, fuentes judiciales aseguraron que al declarar el chofer no informó haber recibido presiones. Tras su testimonio, en el que confirmó que escuchó disparos, le devolvieron el camión.

¿Qué pasó con los celulares?

Sobre la colectora 9 de Julio, a la altura del kilómetro 111 de la ruta 3, quedaron esparcidos los restos de plástico del Fiat 147. En medio del caos fueron hallados algunos de los celulares de los jóvenes. Según pudo reconstruir Clarín, el móvil de Rocío -internada en terapia intensiva en el hospital El Cruce de Florencio Varela- fue recuperado y está en manos de la familia; mientras que el de Aníbal lo tiene la Justicia. Danilo no tenía teléfono.

Por el momento, el misterio gira en torno a los celulares de Camila y Gonzalo. Los familiares de la chica aseguran que sigue activo, como si alguien lo estuviera utilizando. Dora Bernárdez, abogada de la familia de Gonzalo, confirmó que apareció un teléfono que podría ser de una de las víctimas, pero tiene toda la memoria borrada y además no tiene tarjeta SIM (chip).

¿Qué indicios hay de una pista narco?

En la ciudad es vox populi el vínculo entre un grupo de policías y narcos de la zona. "En San Miguel del Monte no había droga hasta que la trajo la Policía", le dijo a Clarín uno de los vecinos que la semana pasada participaron de las manifestaciones. Otro comentario que se repite apunta contra "un policía que se dedica al narcomenudeo y se mueve en un Audi blanco".

Al teniente primero Héctor Ángel, jefe de calle de la comisaría, y a José Emanuel Durán, que ejercía el mismo cargo, los desafectaron la semana pasada por sospechas sobre vínculos narco y connivencia con delincuentes de Monte y Cañuelas. Esta semana, luego de que las denuncias sobre los dos policías tomaran trascendencia pública, la jueza a cargo del caso ordenó sus detenciones.

Pero además de las sospechas sobre estos agentes, en San Miguel del Monte hay antecedentes sobre policías vinculados con el narcotráfico. En 2011, el comisario Luis Oscar Warinet y su jefe de calle, Jorge Guillermo Viciconti, fueron detenidos acusados de proteger a vendedores de cocaína de la zona. A la vez, en distintas investigaciones judiciales los campos cercanos a Monte aparecieron como uno de los destinos preferidos por narcos para aterrizar avionetas con droga provenientes del norte del país. En esos expedientes aparece mencionada la connivencia de policías con narcos.

¿Hasta dónde llegó la cadena de encubrimiento?

Por la masacre hay 13 detenidos. Cuatro policías están acusados de participar directamente de la salvaje persecución, mientras que otros ocho están imputados por encubrimiento. La misma acusación pesa sobre el secretario de Seguridad comunal. Las esquirlas del escándalo llegaron hasta la cúpula de la Bonaerense, ya que cuatro jefes de la zona fueron desafectados. 

El encubrimiento comenzó desde el momento cero de la masacre, cuando el Fiat 147 impactó con el camión. A pesar de haber cuatro muertos y una adolescente grave, los policías "limpiaron" en tiempo récord la escena del crimen, mintieron sobre lo que ocurrió y falsearon las actas. El objetivo fue hacer pasar el caso como un accidente.

Cuando se conoció la imagen de un agente con medio cuerpo afuera de un patrullero mientras seguían al Fiat 147 de las víctimas, quisieron justificarlo con que los “alumbraban con una linterna”. Finalmente, se supo que  dispararon contra el coche. Una de las autopsias determinaría que el cuerpo de Gonzalo tenía un balazo en un glúteo. Su madre, Susana Ríos, empleada municipal y amiga de la intendenta Sandra Mayol, reveló que cuando fue de madrugada al hospital se encontró con el secretario de Seguridad. “Le pregunté sobre las versiones de los tiros. Él agachó la cabeza y me dijo que no”, recordó.

Martínez es comisario retirado de la Bonaerense y está acusado de manipular las cámaras del Centro de Monitoreo para ocultar el mal accionar de la Policía en la madrugada del lunes. También lo señalan como el que dio la orden de suspender al empleado que el martes difundió una captura que muestra a uno de los policías en posición de tiro, en plena persecución. La investigación judicial arrancó recién cuando esa foto llegó a los medios. De otra manera, quizás hasta hoy se seguiría hablando de un "accidente".