Las imágenes hablan por sí solas. Cuesta creer que de ese utilitario partido literalmente en dos salió alguien vivo. Pero no sólo fue así, sino que además el conductor sufrió apenas unos golpes que no pusieron en peligro su vida, al punto que lo que más le preocupaba era cómo había quedado el vehículo de su tío. Todo ocurrió minutos antes de las 9 de ayer, en Rawson, cuando Francisco Walter Manrique (23) circulaba en una Peugeot Partner por Ruta 40, en dirección norte.
Había ido a llevar a su abuela a Carpintería, Pocito, y estaba de regreso. Según fuentes policiales, unos 50 metros después de pasar el puente de la calle Progreso, el joven perdió el control, se fue hacia su izquierda, impactó contra un pilar de luz situado entre los laterales de la ruta, cruzó el guardarrail y después de eso chocó contra un Chevrolet Corsa que guiaba un chico de 17 años por el otro carril de la calzada.
La parte delantera de la Partner quedó con las ruedas para arriba, no así la otra mitad. Manrique tenía colocado el cinturón de seguridad y para los pesquisas eso, al igual que el airbag, fue clave para resultar casi ileso. El chico apenas necesitó ayuda para salir del vehículo, y luego se sentó a un costado a esperar la ambulancia. Ni siquiera perdió el conocimiento. Los médicos que lo recibieron en el Hospital Rawson constataron que presentaba traumatismos y hematomas en el brazo derecho y algunos golpes en el cuerpo, pero nada para preocuparse. Es más, ayer por la tarde evaluaban darle el alta.
¿Qué causó el accidente? Los investigadores esperaban el resultado de las pericias, pero suponían que se trató de una falla humana, como una distracción con el celular. Tampoco descartaban la posibilidad de que se haya quedado dormido.
Martínez es changarín y vive con su familia en la Villa Constitución, en Pocito. "Hablé con él y me dijo que estaba bien, pero lloraba, pedía perdón por lo que había pasado, estaba mal por la camioneta de su tío", dijo ayer su prima Paula. El dueño del vehículo trabaja en el Sur argentino y el martes había partido de San Juan. En la familia dijeron que sienten alivio porque no hubo que lamentar una vida. "Que esté así, ni quebrado, es un milagro", concluyó la prima.