María Navarro tiene 51 años y desde los 11 fue empleada doméstica. Nunca les mezquinó al trabajo y, por eso mismo, dos años atrás se lanzó a la aventura de encarar su propio proyecto, una pequeña tienda en el barrio Rivadavia, heredada de su hija Jésica, que prefirió el salario de la minería. Todo marchó bien en el local ‘Mari’ con el que ayuda a su esposo empleado en una empresa de limpieza, hasta que en octubre pasado recibió un mazazo, un robo que hasta tuvo características de película: aquella vez -relató ayer- se metieron a la casa de su suegro donde ella guardaba la mercadería y se la llevaron, junto con otras herramientas. Lo insólito -dijo- fue que la Policía llegó, revisó y se fue. Y detrás de ellos salieron de la misma casa los delincuentes con el resto del botín.

Aquel golpe ya le había menguado las ganas, pero ayer en la madrugada volvió a sufrir el ataque de ladrones en su pequeño local de machimbre en Santo Tomás de Aquino, metros al Norte de Cabot, en Rivadavia. Ahora, los ladrones hicieron un boquete en la parte trasera de la casilla y huyeron con toda la ropa de invierno, ropa de baño masculina y remeras.

Y a María ya no le quedan ganas de seguir: ‘voy a cerrar porque no tengo dinero para reponer lo que falta y seguir. Además no puedo estar trabajando para otros, es muy triste e indignante’, dijo ayer la mujer.