En la mañana de este miércoles, en un juicio abreviado en el Tribunal Oral Federal, los líderes de la banda que cometió el mayor comercio de narcotráfico detectado en la provincia, acordaron sus penas. Víctor "Chato" Camargo, acordó una pena de 11 años, mientras Cristian Sánchez, de 8 años. También se acordó la condena de los otros 32 involucrados en el hecho, oriundos de San Juan, Mendoza y Buenos Aires.
La red incluía a personas de distintas profesiones y sus líderes, Camargo y Sánchez, orquestaban todo desde la cárcel, donde permanecían detenidos.
Para juzgarlos se reunió testigos, fotos, filmaciones y, sobre todo, escuchas telefónicas. Además de evidencia palpable: 103,464 kg de marihuana, 2,220 kg de cocaína, 711 gramos de anfetaminas, 72.961 pesos, 58 celulares, 18 chips, 8 autos, 3 motos, computadoras, tablets, pendrives, balanzas, cuadernos con anotaciones y hasta una gorra y un chaleco de la Policía provincial.
El voluminoso trabajo de investigación encarado desde mayo de 2016 hasta julio de 2018 y para los pesquisas policiales y judiciales no hay dudas: es la mayor causa de narcotráfico hasta el momento investigada en San Juan.
Cómo funcionaba la red
Según la investigación, Víctor Camargo se encargó personalmente del negocio hasta que lo metieron preso, el 25 de agosto de 2017. Pero siguió al mando de las maniobras desde la cárcel con Cristian Sánchez. Este último sujeto había sido detenido el 18 de julio de 2017 en El Encón, 25 de Mayo, con 2,078 kg de marihuana que traía desde Buenos Aires en una Dodge Journey, acompañado del bonaerense Cristian "Primo" Altamirano y Sebastián Caballero.
Para la Fiscalía se demostró que fuera de la prisión, estaba todo organizado: la esposa de Camargo, Rosa Olivera, se encargaba de actuar como nexo, igual que la mujer de Sánchez, Ana Noemí Calívar, quien fue sorprendida en la terminal de Caucete el 20 de octubre de 2017, con Natividad Vilchez y Jésica Álvarez, las dos "mulas" que había contratado para traer de Buenos Aires 55,137 kg de marihuana.
Altamirano y otro sospechoso, Jesús Jaled, también habían abandonado en la Terminal de Ómnibus de Capital 31,225 kg de marihuana que traían en una valija de Buenos Aires el 16 de julio de 2017. Huyeron al ver a Gendarmería. Luego, en la casa de Jaled hallaron 15,004 kg de marihuana y 711 gramos de anfetaminas. Según la acusación, ese mismo día cayó Marcelo Idiart cuando le llevaba a Jaled 8,910 kg de marihuana en una mochila.
En el tráfico cumplieron también una parte activa los remiseros, como José "Cata" Spina, quien recogía al preso Maximiliano Cabañez cuando salía de prisión, lo llevaba a Mendoza a buscar estupefacientes. Desde allí también trasladaba para Camargo, Luis Franco González.
Pero el "Chato" no tenía ni un gramo en su casa. Para eso tenía sus acopiadores: su empleada doméstica, Silvia Ester Domínguez, y además Carlos Flores, Daniela Vargas, "Jony" Ochoa y Lucas Arroyo. Con ellos actuaba también Guillermo García.
Según Fiscalía, también se demostró que el gestor Gustavo Eduardo Mercado era el nexo de Camargo con "Gorino" Uzair y el comerciante Juan Manuel Pacha. Estos a su vez, proveían drogas al fallecido Carlos Moreno y a la comerciante Gabriela Cristina Cantoni.
En la investigación se dio por acreditado, además, que Uzair pasó de ser un mero comprador a entablar una relación más activa con Camargo, por haber tenido en su casa encomiendas con drogas y haber participado en la comercialización, indicaron.
Silvana Erica Arce es otra implicada. La acusan de ser "mula" de su tío el remisero Miguel "Toto" Arce, porque 26 de abril de 2017, en la terminal de Caucete, le hallaron 2.170 kg de cocaína que traía de Buenos Aires. "Toto" respondía a Víctor Camargo.
Por su parte, el paraguayo radicado en Villa Soldati, Buenos Aires, Rodrigo González, fue señalado como proveedor del también bonaerense Altamirano, quien se la daba a Sánchez, indicaron.
La investigación policial reveló también que el diseñador de ambientes Juan Carlos Alcober acopiaba droga en su casa y revendía. Su nexo con Camargo era el preso con salidas, Cabañez. Y a los hermanos Cristian y Ximena Ramírez se los sindicó como vendedores al menudeo. La joven quedó más complicada procesalmente, porque no dudó en usar a su hijo de 4 años para ocultar estupefacientes.
La otra pata del negocio fue Juan "Rengo" Camargo, a quien se le atribuye el comercio habitual de estupefacientes entre mayo de 2016 y el 17 de agosto de 2017. Su proveedora, desde Mendoza, era Edith Colque (se decían tío y sobrina). Y le guardaban la droga Carlos Fernández y Alejandra Arteaga, a quienes se les acercaba Cintia Muñoz, precisaron.