Hasta el martes en la tarde, Ariel Alejandro Quinteros (29 años, alias ‘Charata’) había conseguido moverse con bastante comodidad en la clandestinidad. Porque no sólo esquivó la persecución de quienes lo buscaban por fugarse de la cárcel luego de conseguir las salidas transitorias, sino que -según la Policía- en ese tiempo se las ingenió para hacer lo que más sabe, robar: sólo en la Comisaría 23ra de Rivadavia, tenía al menos dos pedidos de captura por ese tipo de delitos.
Sin embargo hubo una situación que pareció no entrar en los cálculos de Quinteros: sus enemigos. Y fue por obra de esos rivales que finalmente los penitenciarios y los policías pudieron ponerle las manos encima, eso sí, en un hospital.
Según la Policía, el martes a las 17 en inmediaciones de Benavídez y Arnobio Sánchez, en Rivadavia, lo interceptaron dos sujetos en moto y, luego de una breve discusión, uno de ellos le disparó a quemarropa. La versión policial es que al ver el arma (sería un calibre 22) apuntándole, Quinteros interpuso sus brazos en defensa, pero no hubo caso: la bala le lastimó el pulgar de la mano derecha y se le coló por el costado izquierdo de sus costillas.
Por lo peligroso de la herida, Quinteros resolvió que mejor era aceptar ayuda médica. Y por eso permitió que lo llevaran hasta el Hospital Marcial Quiroga y luego al Rawson. Lo curioso fue que allí lo operaron pero no pudieron hallarle la bala, dijeron fuentes policiales.
Cuando cayó al hospital, aceptó que estaba acorralado. Allí se supo que estaba prófugo desde el pasado 9 de febrero. Y Quinteros confirmó a su vez lo que en cierta forma ya imaginaba: que los policías de la Seccional 23ra al mando del comisario Erik Zeballos lo buscaban por al menos dos robos, aunque ayer no se descartaba que estuviera involucrado en otros hechos, incluso a mano armada.
Ahora, los pesquisas esperan que el sujeto se recupere para poder avanzar en las investigaciones por robos. Mientras eso sucede, Quinteros seguirá el trámite de sus causas, en prisión.

