Que llevaba puesto el chaleco antibalas, entre sus ropas un cuchillo y portaba además un revólver calibre 38 con dos vainas servidas y tres cartuchos sin percutar, porque iba a la casa de su padre, exsuboficial de la Policía, a devolvérselos porque todo eso es de su papá y había quedado en casa de su madre desde que se separaron. Agregó que viajaba en moto y lo hacía en plena madrugada, a las 3.45, porque suponía que a esa hora podía llegar a destino sin problemas para evitar controles policiales. Pero el pasado sábado 14 de septiembre, Fabrizio Ezequiel Martínez no pudo sortear los controles policiales y luego de ser perseguido y capturado en la Villa Angélica, Rawson, llegó a juicio en Flagrancia y de ahí pasó al Penal de Chimbas, con su primera condena: 3 años y 6 meses de prisión efectiva por portación ilegal de arma de guerra.
La pena la había pedido el fiscal Iván Grassi pues, en base a las pruebas, le pareció increíble la versión del acusado. Y ese castigo finalmente le impuso el juez de Flagrancia Ricardo Grassi, luego de adherir al alegato de Fiscalía.
La defensora María Noriega intentó sin éxito instalar la teoría de que su cliente sólo trasladaba el arma hasta la casa de su padre.
La situación de Martínez no prosperó en el juicio porque los policías que lo apresaron aquella madrugada, dijeron que les llamó la atención un ruido como de dos disparos en el interior la Villa Angélica, Rawson. Y que al llegar a inmediaciones de las calles República del Líbano y Jorge Newbery, vieron a un sujeto en moto cerca de una pareja. A la voz alto, la pareja salió corriendo y Martínez emprendió su escape en una moto Gilera 110 cc hasta ser detenido en el barrio Olivares de Natania, Rivadavia.
Los uniformados no descartaban una situación de intento de robo y si bien este delito no se probó, sí comprobaron que Martínez no tenía autorización legal para portar un arma que, por su calibre, se considera de guerra. La situación les pareció bastante sospechosa, además, porque el revólver tenía la numeración limada y justamente dos vainas servidas, hecho que se correspondía con el ruido de "dos disparos" que les había llamado la atención cuando patrullaban.
Le dieron 3 años y 6 meses en Flagrancia. Andaba en moto con un revólver calibre 38, con un chale- co antibalas y un cuchillo.