Qué mejor que un amigo de la familia para cuidar a las dos nenas mientras salían por un trámite, pensaron los padres. Pero detrás de la apariencia inofensiva de ese amigo, un anciano jornalero de San Martín, se escondía otra faceta: la de un hombre con muy poca instrucción, escasos sentimientos, impulsivo, incapaz de reprimirse a la hora de satisfacer sus deseos y con una peligrosidad latente, según los psicólogos. Lo demostró cuando tuvo su oportunidad con un ser indefenso: la mayor de las nenas, que tenía 14 años, un retraso mental, problemas de desnutrición y cierto abandono (ahora la crían unos tíos). El día que quedó a su cuidado, la niña fue literalmente encerrada en la habitación de la casa de sus padres, atada con las manos hacia atrás con un guante de látex y ultrajada sexualmente mientras era amenazada con un cuchillo, dijeron fuentes judiciales.

Ayer, José Valerio Gómez (71 años), acusado de cometer el aberrante delito contra esa niña el 21 de agosto de 2009 en una humilde casa de la zona de San Isidro, departamento San Martín, fue condenado a 11 años de cárcel por el juez Ernesto Kerman (Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional). El magistrado lo encontró culpable de cometer los delitos de abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado: porque estaba al cuidado o guarda de la víctima y porque para concretar sus propósitos usó un cuchillo, dijeron fuentes judiciales.

Así, el juez aplicó la misma pena que le habían propuesto la fiscal Alicia Esquivel Puiggrós y la defensora oficial María del Rosario Casasnovas de Dávila, luego de acordar con el imputado una propuesta de juicio abreviado ante el Tribunal, para evitar el desgaste de un juicio oral normal que hubiera conducido al mismo resultado porque las pruebas en contra del anciano eran contundentes.

Entonces el camino más corto para ese acusado fue aceptar su responsabilidad en ese delito, aunque el juicio cerró con una duda ya que la misma víctima aludió que, cuando tenía 11 años y vivía con su familia en la casa del anciano, sufrió el mismo ataque. Tras el segundo ataque debió recibir atención médica, entonces contó todo y Gómez fue a parar tras las rejas.