Un rato antes de ser atacado, Juan Carlos Castano, un camarógrafo de 41 años, había disfrutado una cena con unos amigos en un restaurante de Capital. Las horas pasaron y terminada la reunión, un amigo lo acercó ayer en la madrugada con su auto hasta su departamento ubicado en el barrio Del Bono Green, Rivadavia. Hasta ahí todo era normal. El hombre abrió un portón y enfiló hacia su casa, pero en ese momento fue sorprendido por un sujeto que le puso un arma en la nuca y lo obligó a entrar a su vivienda. Detrás suyo ingresó otro cómplice, descontrolado. Ese fue el inicio de un violento asalto. Uno de los ladrones le dio un par de cachazos al hombre y lo tiró al piso. Ahí le tapó la boca con una media y ató las manos (en una tiene una quebradura previa al hecho) y los pies con unos cables, mientras el otro delincuente revisaba cada rincón de la casa. Se tomaron alrededor de una hora para revolver todo y al final huyeron por el fondo con 4.300 pesos, un filmadora, una cámara digital, un mp5, un reproductor de DVD, documentos y una costosa cadenita de oro, aseguró la víctima, quien agregó que lo robado alcanzaría los 9.000 pesos.

Pero la odisea no terminó allí, porque quedó tirado luchando para zafarse. Tras 3 horas tratando de quemar los cables con la hornalla de una cocina, hasta que lo consiguió y pudo pedir auxilio.

Según Castano, trabaja como camarógrafo para la Universidad Nacional de San Juan y alrededor de la 1:30 llegó a su casa sobre calle Proyectada II, en el barrio Del Bono Green. Apenas metió las llaves, lo sorprendieron y lo llevaron adentro. A todo esto, ninguno de sus vecinos escuchó nada, dijo el hombre.

"Los tipos me tenían fichado porque me preguntaron por qué no había venido en el auto. Me sentaron en un sillón y me pegaron dos veces en la cabeza con el arma. Después me tiraron al piso boca abajo y me ataron con los cables de la PC, mientras uno revisaba y cargaba todo. Hasta se quisieron llevar una bicicleta, pero no pudieron", describió Castano.

Cuando se fueron, Castano logró aflojarse las ataduras de las piernas, se arrodilló hasta quedar de pie. Dio varios saltos hasta que llegó a la cocina y comenzó a quemar los cables de la mano. En esa maniobra, Castano se quemó. El drama terminó cerca de las 6 de ayer. "Realmente fue de terror y no se lo deseo a nadie. La medianera es muy baja y ya me han robado otras cosas, pero con esto voy a levantarla aunque en el consorcio no quieran", afirmó la víctima.