Complicado. Paolo Carbajal tiene varias pruebas en su contra. La principal, que los pesquisas comprobaron que mintió al decir que no estaba en San Juan al momento del crimen. Le imputarán un homicidio doblemente agravado.

Que ese mismo domingo por la noche le habían llamado y le habían dicho que su padre se había suicidado, pero que al rato le confirmaron que lo habían matado. Que ahí nomás empacó algo de ropa y se vino desde Salta a San Juan. Y que llegó en el colectivo el lunes, cuando ya todo había pasado. Los pesquisas notaron algo de nerviosismo y contradicciones en el relato de Paolo Carbajal (21), por lo que empezó a estar en el radar de los investigadores, que cruzaron datos y ayer bien temprano, convencidos, dieron el golpe: lo apresaron en donde estaba parando, la casa de un tío suyo en la Villa Estornell de Rawson.

Paolo es “hijo” del subcomisario Miguel Ángel Carbajal (54), asesinado de dos cuchillazos en el pecho en su casa de la Villa Huarpe de Pocito. Hijo, entre comillas, porque hay dudas sobre si la paternidad es biológica: en la familia dicen que no pero que lo crió de bebé. Pero en la partida de nacimiento figura que sí. Lo que es seguro es que lo reconocía como un hijo, indicaron.

En su contra tiene varias pruebas, principalmente que los pesquisas comprobaron que había mentido al afirmar que no estaba en San Juan al momento del crimen y que se encontraba en Salta (allá vivía en lo de su abuela materna con sus dos hermanos
menores).

El subcomisario fue hallado muerto en la noche del domingo 14 de este mes por unos compañeros de la Policía Federal que habían llegado a su domicilio porque no había atendido los llamados. Los investigadores confirmaron que su hijo había llegado el viernes de esa semana. La hipótesis es que el ataque se produjo durante la madrugada del domingo, mientras la víctima dormía. Ninguno de los ingresos de la vivienda estaba violentado, por lo que los pesquisas creen que el muchacho tenía un juego de llaves. Es más, ayer le secuestraron uno que fue enviado a peritar. También prendas con manchas “dudosas” y una navaja tipo sevillana que no se descarta que haya sido utilizada en el crimen. ¿El móvil? “Creemos que la plata y el odio han ido de la mano”, dijo anoche una alta fuente judicial. Paolo y Miguel Ángel no tenían una buena relación y a eso varios lo sabían. “Lo odiaba”, señaló un pesquisa. Los investigadores dijeron que los reproches habían aumentado con la muerte de la madre del sospechoso, esposa de la víctima. Esa mujer se había contagiado de covid-19 al venir a San Juan, murió a causa de la enfermedad hace unos tres meses y eso a su hijo lo tenía muy mal y con bronca hacia el policía.

El fiscal Iván Grassi (UFI Delitos Especiales) comanda la investigación. El sospechoso el lunes estará frente al juez y le imputarán un homicidio agravado por el vínculo y por alevosía