Eran más de las 4 y Raúl y Candelaria ya estaban despiertos. La pareja de origen boliviano había madrugado como de costumbre. El se alistaba para otro duro día en el campo; ella, con su embarazo de 8 meses, cocinaba para preparar la vianda que llevaría su joven marido. De la nada, se escuchó como un estruendo en la puerta del rancho. Después otro, e irrumpieron tres encapuchados que dieron comienzo a una pesadilla. Se ensañaron. Los agarraron a palos y hasta con una hanchada. No tuvieron contemplación con la chica embarazada a la que le pegaron en el rostro. Al dueño de casa le quebraron un brazo y casi lo matan a golpes. Tras del baño de sangre, los ladrones escaparon con 500 pesos y las pocas cosas que tenía la pobre familia.
La paliza fue brutal. Los vecinos contaron ayer que escuchaban los gritos desesperados que salían de ese ranchito de un solo ambiente ubicado en calle David Chavez, entre 11 y 12, del asentamiento 17 de Abril, Pocito. Ninguno se animó a salir y, aunque llamaron a la policía, no pudieron auxiliar a tiempo a Raúl Jacome Salva y a Candelaria Choque Flores, ambos de 24 años y oriundos de Bolivia. La pareja hace cinco años que está radicada en San Juan.
Después del ataque, la joven embarazada y su marido salieron como pudieron, con sus cuerpos cubiertos de sangre, hasta calle Aberastain. Recién ahí un motociclista los auxilió y buscó una ambulancia. Candelaria tenía un corte en la cabeza y la boca lastimada por los golpes, además de otros moretones. La chica quedó internada en Maternidad del Rawson, aunque no correría riesgo su embarazo, dijeron. Por su parte, Raúl sufrió una doble fractura en un brazo y al menos cuatro heridas cortantes en la cabeza y el rostro, contó Bernardina Escobar, amiga de la pareja.
Los tres delincuentes destrozaron la puerta a pedradas y patadas. Otro aparentemente los esperaba afuera. "Así nomás han entraron. Nos han pegado con una hanchada, con palos y con fierros. Han agarrado a mi mujer y me han dicho que si no les daba la plata la iban a matar…", contaba Raúl, llorando en una camilla del Hospital Rawson. Estuvieron más de 15 minutos golpeándolos salvajemente, en eso robaron los 500 pesos que tenía ahorrado la pareja, un televisor, un radiograbador y unas prendas. Al DVD lo rompieron.
Luego escaparon, dejando la casa un desastre. Tiraron todo, incluso la mercadería. Había sangre hasta en la cama y la pared. También dejaron abandonado unos palos, la hanchada y una tijera de cortar lata con que atacaron a las víctimas. Los vecinos se quejaron por los robos, también otros ciudadanos bolivianos, que aseguraron que desde hace tiempo muchos "paisanos" están siendo blanco de los robos.

