Que tuvo una vida difícil. Que su familia no la ayudaba. Que por eso se droga y se prostituye. Que llegó alrededor de 6 meses atrás a la panadería usurpada por Jonathan Flores y su familia en Villa del Carril, Capital. Que unos 2 meses después empezó a notar golpes en su pequeño hijo, pero no lo llevó a que un médico lo viera y no hizo nada porque no tenía dónde ir. Que hace un mes más o menos empezó a tener una relación con el hermano de Flores, de 17 años. Que otra vez está embarazada de 4 meses, de un remisero. Que en las últimas horas de vida de su pequeño lo dejó al cuidado de los Flores y salió a ejercer la prostitución alrededor de las 21 del miércoles 7 de mayo pasado. Y que cuando volvió, cerca de las 8 del jueves, ya estaba muerto. Que nunca golpeó a su hijo ni su madre tampoco. Que fueron ellos (por los Flores) y no cree que era por celos de los dos hijos de Jonathan.
Según fuentes judiciales, esa fue la versión que Johana del Valle Castro (22) dejó ayer ante el juez de Instrucción Guillermo Adárvez (secretaría de Eduardo Raed) y el fiscal Alejandro Mattar, asistida por la defensora oficial Mónica Sefair.
Castro es la madre de Alejandro, el pequeño de 1 y 3 meses que el jueves pasado, entre las 5 y las 7, murió a causa de una golpiza brutal. Tan violento fue ese ataque, que el niño falleció desangrado por un desgarro de su hígado, aunque también presentaba hematomas en el estómago y, dentro de este órgano, un líquido verdoso que se atribuyó a la destrucción de un intestino.
Además, el médico forense que revisó el cadáver detectó nudillos de puños marcados en su rostro, una fractura en su cadera de reciente data igual que la de uno de sus huesos de un antebrazo. En ese mismo miembro, pero en el otro hueso, presentaba otra fractura de unos 2 meses de antigüedad, dijeron voceros judiciales.
En su versión la joven contradijo los dichos de Jonathan Flores (el único que declaró hasta ahora y la culpó a ella), pero no quedó a salvo de una grave imputación: homicidio agravado por el vínculo y la alevosía, dijeron las fuentes.
De todos modos el hecho de admitir que empezó a notar golpes en su hijo y no hacer nada al respecto, la coloca en una situación, a priori, complicada: esa supuesta negligencia en el cuidado fue clave para el violento final de la criatura, alguien que, además, padecía un grave cuadro de desnutrición.
Castro dijo a los medios ayer que no era ayudada por familiares, pero públicamente algunos de esos parientes salieron a decir que muchas veces la ayudaron y le pidieron al niño para criarlo, pero ella se opuso.

