Al menos tres delincuentes encapuchados y con guantes y armas de fuego perpetraron un brutal asalto en una casa de un barrio privado de Rivadavia, donde golpearon, ataron e hicieron vivir aproximadamente media hora de terror a una pareja de comerciantes y a su hijo de 8 años para llevarse un botín valuado en unos 10 millones de pesos.

La Policía trató de mantener oculto este grave hecho ocurrido el sábado de la semana pasada en el Barrio Ayres Village (Zavalla al Sur de Sargento Cabral), pero este diario ayer obtuvo información confidencial y la propia víctima, José García (63), confirmó el golpe que sufrió a eso de las 20.30 de ese día, cuando se encontraba con su esposa (51) y su hijo menor en esa vivienda que en teoría tiene custodia las 24 horas.

Según la versión de García, padre de los conocidos hockistas Emanuel y "Nilo", los delincuentes ingresaron a su propiedad por el fondo, que colinda con un gran baldío con salida a calle Sargento Cabral. Al parecer saltaron el cierre perimetral y luego se hicieron paso al interior de la vivienda por una puerta ventana de un dormitorio, que estaba entreabierta.

Lo primero que hicieron los malvivientes, que eran tres o cuatro, fue reducir al hombre del hogar, al que le dieron un violento culatazo que le abrió la cabeza. "Quedé medio desvanecido", graficó quien luego recibió 15 puntos de sutura en el Hospital Rawson.

Una carnicería. Eso parecía la casa, según su dueño, a quien le hicieron 15 puntos debido al violento culatazo que recibió en la cabeza.

"Estuvieron como treinta minutos. Nos tiraron al piso, nos ataron, nos golpearon. Nos pegaban en el suelo para que les dijéramos dónde teníamos la plata, los dólares. Yo estaba ensangrentado entero", recordó el hombre, dueño de una regalería y mueblería.

La casa parecía una carnicería, había sangre repartida por todos lados y un gran charco donde estaba yo. José García – Víctima

Los ladrones dieron vuelta casi todos los ambientes de la casa buscando objetos de valor. Se llevaron dinero ($120.000 y unos 4.000 dólares), joyas de oro y plata, relojes, lentes y ropa de primera marca, aparatos y otros objetos que cargaron en cuatro bolsos y varias mochilas.

Bolsos llenos. Los ladrones sumaron al botín de todo: dinero, aparatos, joyas, relojes, ropa y hasta un casco de moto. En total se llevaron unos $10 millones.

Luego huyeron, dejando a las víctimas atadas en el living. "Cuando sentí que se fueron la desaté a mi señora y nos fuimos afuera… y recién ahí aparecieron todos", se quejó el comerciante, enojado porque supuestamente no estaban funcionando ni las cámaras ni los boyeros eléctricos. Lo que hizo la familia en estos días fue reforzar la seguridad con rejas, luces y sensores. "Siento desesperanza, desazón. La impunidad ya es algo normal, está en la sociedad y no hay nadie que vaya a cambiar eso", concluyó.

La denuncia fue radicada el lunes y la Policía investiga.