El juez federal Leopoldo Rago Gallo procesó a un abogado, a dos escribanos y dos vendedores de autos en una investigación, que se inició en marzo, por el negocio de vehículos de alta gama supuestamente robados que circulaban como mellizos, con documentos falsos o adulterados, dijeron fuentes judiciales. Los sospechosos procesados por el magistrado son el abogado Guillermo Garade, los escribanos Rodolfo Mo y Analía Betsabé Arrieta, y los vendedores de autos Francisco Monteleone y Fabián Andrés Leiva, todos excarcelados. Los imputados rechazaron con distintos argumentos los cargos falsificación de documentos y por participar en maniobras ilegales con esos autos, y ya apelaron para que un tribunal superior revise el fallo, precisaron las fuentes.
Durante la investigación, se comprobaron anomalías en por lo menos cinco de los numerosos vehículos incautados por la Policía Federal: un Mercedes Benz C200 Kompresor, un Audi TT, un Minicooper, un Peugeot 307 robado en Córdoba y un Volkswagen Polo con pedido de secuestro de la Justicia provincial.
A los escribanos, les atribuyen haber dado autorizaciones de manejo de algunos de esos vehículos, sin comprobar la identidad de los autorizantes o tomar los recaudos necesarios para evitar el fraude (como dejar una fotocopia de DNI, o acreditar la identidad con dos testigos) pues los dueños de los vehículos originales declararon que nunca estuvieron en San Juan, como el propietario del Audi TT chapa HCH 787, Norberto Cecive, que negó haber autorizado a Garade para movilizarse en su auto, pues no lo vendió ni lo tenía a la venta y nunca estuvo en la provincia.
En su descargo, Mo admitió que pudo ser engañado pero rechazó categóricamente cualquier vinculación a la maniobra, según consta en el fallo.
Todo se inició con la denuncia de Hugo Alberto Muñoz. A través de su abogado, Oscar Adárvez, denunció que Francisco Monteleone le había dado como parte de pago por el 50% por ciento de un galpón que tenía en sociedad con su cuñado Fernando Leiva en España 452 Sur, Capital (allí secuestraron casi todos los autos), un Mercedes Benz C200 Kompresor que en realidad era mellizo de uno radicado en Santa Fe.
Por esa denuncia Monteleone estuvo detenido y fue excarcelado. En su declaración, argumentó que todo surgió por el problema del negocio por el galpón con Muñoz, porque ya no vende autos y en realidad quien comercializaba esos vehículos era el sobrino de Muñoz, Fabián Leiva (el otro procesado) a quien en principio le permitió tener un lavadero en el galpón pero luego lo echó por los movimientos extraños a causa del negocio de esos autos.
Garade por su parte -precisaron las fuentes- admitió tener una sociedad con Monteleone (la consultora ABC Latinoamérica), pero ajeno al comercio de autos, algo que conoció por ocupar el galpón del conflicto con la consultora. Incluso dijo que varias veces probó esos vehículos pero porque se los llevaba Leiva, a quien señaló también como posible autor de las maniobras. Ante el juez, el abogado negó de plano conocer la autorización de manejo (dentro y fuera del país) a su nombre otorgada por el Audi.
A pesar de esos descargos, el juez consideró que la documentación, las pericias, los testigos y otras pruebas, pesaban más que los dichos de los socios Monteleone y Garade. Una de esas evidencias, fue la propia declaración de Fabián Leiva quien aseguró que Monteleone y Garade ingresaban autos de alta gama a San Juan y a los compradores les daban parte de la documentación, con la excusa de que no podían transferirlos pues eran autos ligados a procesos judiciales (como quiebras) y los habían recibido como parte de pago de sus honorarios, dijeron fuentes judiciales.

