Eran alrededor de las 2 de ayer cuando Ricardo Jaime Herrada (60 años, jubilado) se levantó a ver qué era ese ruido que sintió en la zona donde había dejado su auto en la casa de su madre de 90 años (a quien cuida todas las noches, junto con su hermano discapacitado) en Formosa y Maradona, Villa San Patricio, Chimbas. Pensó en toparse con el inquilino de su mamá, pero apenas estuvo cerca de su auto recibió golpes y cortes en la cabeza y en sus manos con un cuchillo, en medio de exigentes amenazas para que diera su dinero. Ricardo apenas atinó a defenderse en medio de la confusión, cuando sintió el tirón que desprendió su cadena de oro con un anillo y dos medallas del mismo metal, botín que pareció conformar ese ladrón de casco que desapareció tan rápido como llegó.
Ensangrentado, Herrada llegó al hospital para atenderse de ese profundo tajo en su muñeca izquierda, el puntazo en la derecha y esos cortes que obligaron hacerle puntos en su cabeza. Volvió a su casa y no denunció: "Para qué, si la Policía no hace nada. Acá (la casa de su madre) y en mi casa nos robaron más de una vez. Esta vez, si el tipo hubiera querido matarme, me mata", dijo ayer, molesto.

