Acusado. Miguel Ángel Tapia (22) intentó desligarse de ser el autor del crimen de una vecina durante los festejos de carnaval de 2017, pero cuatro testigos lo comprometieron.

 

Cuando el tribunal le pidió detallar a qué se refería con golpes y torturas, Miguel Ángel Tapia (22) explicó que aquella vez, en la seccional 17ma, le pusieron un chaleco antibalas aprisionándole los brazos a la manera de un corset, le dieron patadas y trompadas exigiéndole que confesara haber causado la muerte de María Bugueño (49) con un disparo que tenía otro destino (un grupo de rivales). Y que terminó por firmar esa confesión cuando le bajaron los pantalones y maniobraron para intentar meterle el cabo de un lampazo amenazándolo con violarlo si no se autoincriminaba. Sin embargo su versión para intentar desligarse de aquella arma y del balazo efectuado a eso de las 00,30 del 4 de marzo de 2017 durante el corso de carnaval en Neuquén y Entre Ríos, en Chimbas, terminó seriamente complicada, pues cuatro testigos aseguraron haberlo visto con un revólver plateado, haber apuntado y también haber escuchado el ruido de una detonación.

Entre esos testigos se incluyó un comerciante que vendía espuma en aerosol en esos festejos y nada tiene que ver con el acusado ni con la víctima. Y también tres de los rivales a quienes iba destinado el disparo: Franco Orrego, que recibió un "resfilón" de la bala en su brazo izquierdo. Oscar Luna, que admitió haberle tirado algunas piedras a Tapia junto con un hermano de Franco Orrego, Alfredo.

Y Sebastián "Chicho" Funes, un joven que declaró abiertamente haber encarado a Tapia esa noche para vengarse de una vieja cuenta pendiente: la vez en que empezó a pelear con un hermano del acusado y terminó atacado con piedras por ambos, con heridas en toda la cabeza.

Según Funes, aquella noche encaró a Tapia pero se le escabulló en la comparsa que integraba. Y precisó que con sus amigos lo insultaron y lo fueron a esperar a que terminara de desfilar, cuando el acusado sacó un revólver y ellos echaron correr, perseguidos por Tapia. Todos los testigos dijeron que en medio de esa carrera, el joven disparó pero la bala fue a dar directo en el abdomen de la vecina María Bugueño, que a partir de allí no se recuperó. Murió el 10 de marzo de ese año.

A Tapia le atribuyen un homicidio agravado por el uso de arma de fuego