Fue otro asalto a mano armada contra una agencia de quiniela de Rawson, con la diferencia de que esta vez no salió como lo planearon los delincuentes. Con cinco mujeres y los dueños reducidos a punta de pistolas, parecían tener todo bajo control.

Hasta largaron un disparo dentro del negocio. Pero no imaginaban que el propietario accionaría la alarma silenciosa conectada a la policía y que una patrulla estaba cerca. Entonces, cuando los asaltantes salieron largando tiros y se treparon a la moto, la fuga se vio frustrada por la llegada de dos uniformados en un móvil del Comando Radioeléctrico.

Ahí empezó otra historia, con tiros cruzados y una caída a los pocos metros, que sirvió para que uno de los ladrones escapara a pie. Su cómplice, en tanto, se enderezó y volvió a tomar el rodado para huir del asedio policial, pero recorrió menos de una cuadra y se desplomó a poco de doblar en una esquina. El delincuente no pudo seguir, el tiro recibido a la altura de tórax le puso final a su vida.

El atraco de ayer a las 9.30 de la mañana en la agencia de quiniela 246 de calle República del Líbano, a 50 metros al Este de Hipólito Yrigoyen, cobró un alto precio para Alfredo Emanuel Navarro, ese ladrón de 22 años que cayó abatido a lado de su pistola 9 milímetros y su moto en el interior del barrio República del Líbano, Rawson, informó la policía.

Su supuesto cómplice, Nicolás Ezequiel Villarreal, en ese momento escapó, pero por la tarde fue capturado en Bº Penitentes durante un mega operativo de los policías de Homicidios y Robos y Hurtos de la Brigada, al mando del comisario inspector Carlos Vallejos, con apoyo de los uniformados de Infantería y Comando Radioeléctrico, indicaron en esa fuerza.

Gustavo Ruades, el quinielero, dijo que los delincuentes eran los mismos que hace 6 meses lo asaltaron en ese negocio. El comerciante los reconoció apenas ingresaron. ‘Uno de los ladrones le agarró del cuello a una cliente. Había cinco mujeres, además de mi papá y yo. Me decían: dame la plata. Nos quedamos paralizados, pero ahí nomás yo apreté el botón antipánico (la alarma) y no lo solté’, relató brevemente.

Después fueron contra Ruades y le pusieron un arma en la cabeza. Lograron apoderarse de 6.472 pesos y lo pusieron en una bolsa. Uno de los delincuentes dijo furioso: ‘Vamos, a mí me van a dar más plata’ y disparó al techo. Aunque buscaron más dinero, no hallaron. A todo eso, en la Central de Policía tomaron la señal de la alarma y alertaron a un cabo y un agente que andaban cerca, en el móvil Halcón 96 del Comando Radioeléctrico, según la versión.

Ruades contó que los ladrones salieron del local y los siguió, incluso les largó un palo de escoba, pero le largaron un disparo sin herirlo. Cuando éstos treparon a su moto Yamaha Crypton 110cc., la patrulla venía desde el Oeste por República del Líbano. Los asaltantes vieron a los policías y efectuaron al menos dos tiros mientras se alejaban, según testigos. Y los uniformados también abrieron fuego. Se supone que una de esas balas policiales impactó a Navarro, que manejaba la moto, explicó un investigador.

En medio de la confusión y los tiros, los sujetos dejaron caer la bolsa con el dinero robado. El propio Ruardes levantó ese envoltorio. Los delincuentes igual escaparon y doblaron por calle Esmeralda al Sur, pero a los pocos metros se cayeron. Uno escapó corriendo hacia los monoblock. Sospechan que ese era Villarreal. Navarro, en cambio, levantó la moto y arrancó de nuevo, con los policías por detrás. Llegó hasta la esquina y dobló por calle Vélez Sarsfield al Este, pero aparentemente su cuerpo no resistió más y se desplomó con la moto.

Los policías comprobaron que estaba baleado y pidieron una ambulancia, aún así el joven murió en la calle. El médico legista después constató que el disparo le había atravesado el costado izquierdo de la zona del tórax.