Impactante. Todo era desolación en ese predio donde funcionaba la carpintería.

 

“Hoy estamos muertos, no quedó nada. Estamos en el horno”. La frase era contundente como dramática, pero así describía Roberto Leiva la caótica situación en la que se encontraba tras el voraz incendio del martes a la noche que destruyó su aserradero y carpintería en el Parque Industrial de Chimbas. No exageraba. Perdió sus oficinas, el galpón, el depósito de herramientas, toneladas madera de todo tipo, máquinas y hasta tres vehículos. Según él, las pérdidas ascendían a los 12.000.000 pesos. Y todo por el descuido de alguien que arrojó la colilla de un cigarrillo dentro del predio.

Los bomberos confirmaron esa hipótesis, pues descartan una falla eléctrica o un ataque incendiario donde supuestamente comenzó el siniestro, en el ala Sur del predio situado en lote 17 del complejo industrial. Leiva sospecha quien cometió la imprudencia: “todo por el cigarro. Siempre les digo que hay que tener cuidado, pero uno se va y ellos aprovechan para fumar. Y acá están las consecuencias, se quemó todo”, decía.

Lo que contó fue que alguien tiró la colilla del cigarrillo y nadie se dio cuenta que quedó encendida. Todos se retiraron a las 21.30 del martes y no quedó nadie en el negocio. Suponen que la pequeña brasa tomó contacto con el aserrín o la viruta y el viento que corrió por esas horas avivó el fuego hasta que se tornó incontrolable. Más de 20 bomberos de la Policía y voluntarios de Chimbas trabajaron con cinco dotaciones y camiones cisternas de los municipios hasta la mañana de ayer.

 

Perdí todo. No tengo ahorro ni nada porque todo está caro e invertía en mercadería para trabajar.
ROBERTO LEIVA – Dueño del aserradero incendiado

Nada alcanzó para frenar las llamas que arrasaron con las pilas de madera, 200 rollizos, 140 puertas, 1.000 m de machimbre, 80 ventanas, decenas de sillas, placas de fenólicos y fibra de madera. El galpón de 200 metros cuadrados se vino abajo. Ardieron las oficinas, consumiéndose las computadoras y documentación y el depósito donde tenían herramientas de mano, dos compresores e insumos. Un total de 15 máquinas, entre ellas cepilladoras, sierras y otras, quedaron destruidas, lo mismo que una camioneta Chevrolet, un Jeep y un tractor elevador. Leiva aseguró que hubo pérdidas por 12.000.000 pesos y dijo que no tiene crédito. Es más, espera una ayuda oficial para no dejar a sus 11 empleados en la calle.