Parecía un asalto más, perpetrado por la audacia y la habilidad de un delincuente que aprovechó la soledad de la única cajera que atendía el cobro de servicios en esa oficina bancaria, alquilada al dueño de la estación de servicios de Rastreador Calívar e Ignacio de la Roza, Rivadavia. El hecho se sustentaba en la versión de la víctima, quien dijo haber sido encañonada por un sujeto bien vestido que, a punta de arma, la redujo y la obligó a tirarse al piso mientras se apoderaba de la recaudación: unos 35.000 pesos. Pero cuando los pesquisas entraron a hilar más fino, surgieron cabos sueltos y algunas contradicciones que los hicieron dudar, como el hecho de que toda esa plata estaba en una caja que sólo podía ser abierta con el empleo de una clave, y al parecer el delincuente tardó menos tiempo en perpetrar el golpe que el que tarda la caja en abrirse, dijeron fuentes ligadas a la investigación. Cuando esa y otras dudas policiales, con sus fundamentos fueron trasladados al juez de Instrucción Agustín Lanciani, el caso tuvo un giro: el magistrado ordenó allanar la casa de la empleada, identificada como Valeria Godoy, en el barrio Del Carmen, Capital, y detenerla por su presunta complicidad en el golpe.

Anoche, la orden judicial fue ejecutada por policías de la comisaría 13ra., quienes además secuestraron evidencia necesaria para la investigación, dijeron fuentes ligadas a la investigación.

Todo comenzó alrededor de las 15,15 de ayer en la oficina de cobros "San Juan Servicios’ que el banco San Juan le alquila al dueño de la estación de servicios "Capri S.A." en la concurrida esquina de Rivadavia, según las fuentes. Fue a poco del cambio de turno, concretado a las 16, cuando en la oficina no había clientes y sólo estaban algunas personas cargando combustible, dijeron desde la empresa.

Fuentes del caso aseguraron que en el interior del lugar aún no hay cámaras de seguridad pero sí en las afueras. Esas cámaras captaron la llegada y la salida de un sujeto bien vestido y con anteojos para sol, que ingresó y se fue tranquilamente, precisaron las fuentes.

Pero los tiempos que delataron esas cámaras sobre el ingreso y el egreso del presunto delincuente, al parecer no se corresponden con el tiempo que tarda en abrir (luego de usar una clave que la empleada dijo desconocer), la caja donde estaba asegurada la recaudación, dijeron fuentes ligadas a la investigación.

Todas esas dudas y algunas presuntas contradicciones en la versión que dio la empleada, llevaron a los policías a ponerla en la mira de la investigación como presunta sospechosa. Y todo indica que al titular del 2do. Juzgado de Instrucción esas evidencias lo convencieron, al punto de ordenar la detención de la joven.

Al cierre de esta edición los policías de la comisaría 13ra. tenían la convicción de que iban a dar con el dinero sustraído.