El “Parador Talacasto”, en Ullum, es un proyecto de alto riesgo y mucho esfuerzo. Está a 56 km al Norte de Capital y tiene un tránsito fluido por el turismo hacia Jáchal e Iglesia y el trabajo minero, pero es un lugar sin luz y agua. Luis Lescano lo reflotó (antes otros intentaron sin éxito) cuando lo echaron de la minería tras 9 años de trabajo, y resolvió que podía darse maña con el asunto. Catamarqueño de origen, conocía las claves del negocio por haberse criado y trabajado en otro parador, “El Cóndor”, en Córdoba. Hace 5 años empezó con un kiosco de chapas montado en un carro. Y de a poco reconstruyó las instalaciones hasta contar con salón para atención de los clientes, servicio de gomería. Consigue agua a 15 km, de las termas de Talacasto, y la electricidad de un grupo electrógeno, un generador eólico y dos paneles solares que le facilitó el Gobierno con un equipo de radio, sólo para emergencias. Con dos empleados que se alternan, trabaja la mayoría de los días de la semana entre las 6.30 y las 23, para mantener a su señora y sus cuatro hijos que viven en Carpintería, Pocito. “Por ellos tengo que seguir peleando”, dijo.