La primera señal de alarma ocurrió dos meses atrás: madre e hija conversaban de cosas varias hasta que salió el tema de un enfermero que fue sorprendido masturbándose, y la jefa de hogar lo fustigó con un comentario. Nunca imaginó la respuesta de su hija de 15 años: "De qué nos quejamos si el papi hace lo mismo", y enseguida la jovencita le detalló que esos episodios ocurrían en la siesta, cuando ella y su hermana de 17 años hacían las tareas escolares y el hombre veía videos pornográficos. Entonces la mujer encaró a su esposo, que negó todo hasta que reconoció que fue un descuido y juró no volver a hacerlo. Parecía que las cosas habían vuelto a la normalidad, pero el pasado jueves una de esas escenas desagradables se repitió, una de las chicas grabó con su teléfono por debajo de la mesa a su progenitor tocándose, le pasó el video a su mamá y lo borró. Pero la mujer no, volvió a reprochar y al otro día enfiló hacia el Cavig a pedir la exclusión del hogar de su pareja y otras medidas de protección. En el acto, el mecánico de 45 años (no se lo identifica para preservar a sus hijas) amenazó con lo peor: "Me voy al cementerio, ya no te voy a joder más ni a vos ni a las niñas", avisó. Y la mujer recurrió a la seccional 9na porque temía un suicidio. Cuando los policías llegaron, se ofuscó y el Día del Trabajador quedó preso.
Fue excluido de su casa, no podrá acercarse a sus hijas y deberá hacer un tratamiento psicológico.
Ayer, tres días después, el caso se resolvió con una condena. El mecánico admitió su autoría en el delito de exhibiciones obscenas agravadas por el vínculo y aceptó un castigo de 2 años y 6 meses en suspenso (sin encierro). Así se lo hizo saber a la jueza Verónica Chicón, ante quien ratificó el acuerdo de juicio abreviado que alcanzó con el fiscal Roberto Mallea (actuó con la ayudante fiscal Andrea Insegna) a través de su defensora Flabia Funes.
La jueza aceptó esa salida en el proceso, aplicó la misma pena y lo dejó en libertad, no sin antes aclararle que tendrá que irse de su casa y, además, cumplir varias reglas de conducta, entre las que se destacan no acercarse a su esposa ni a sus hijas en un radio menor a 300 metros, ni contactarlas por ninguna vía. También deberá someterse a un tratamiento psicológico.