Ángel Nahuel Flores (19) recurrió ayer a una vieja fórmula para intentar despegar de un caso terrible: haber matado a golpes a un bebé de 1 año y 7 meses el 8 de mayo de 2014. En la primera audiencia del juicio en la Sala II de la Cámara Penal, que lo tiene como acusado junto a su hermano Jonathan (28), Nahuel le echó la culpa a un muerto: la propia madre del pequeño asesinado Yutiel Alejandro Castro, Joana Castro, fallecida en un accidente luego del asesinato de su hijo. Sin embargo su relato fue contradictorio con la versión que había dado esa joven, y también con el relato de su hermano apenas comenzó la investigación.
Incluso, fue contradictoria con sus propios dichos, al menos en palabras de los psicólogos y psiquiatras del Hospital Mental de Zonda donde estuvo internado. Esos profesionales habían declarado que aquella vez Ángel Nahuel les había confesado que él había matado al niño e intentó suicidarse, dijeron fuentes judiciales.
Yutiel murió a causa de la rotura de su hígado, la más grave de las numerosas lesiones que detectó el médico forense que analizó el cadáver.
Fue un crimen aberrante el de ese niño en un ambiente de pobreza y marginalidad. Porque su mamá se drogaba, se prostituía y lo maltrataba: el nene tenía marcas de mordeduras de su madre.
Las drogas y los robos eran también parte habitual en la vida de los Flores, el mayor de los cuales usurpaba la vieja panadería Llarena en Villa del Carril, Capital, para vivir con su señora, sus dos hijos y su hermano. Allí llegó también Joana con su bebé, que la madrugada del 8 de mayo no pudo sobrevivir a la tremenda paliza que le dieron.