Treinta puntos de sutura en uno de los tajos, chichones y hematomas en la cabeza, en la espalda y también en el antebrazo y el hombro derecho que le provocaron 35 días de incapacidad. Con esas lesiones terminó un adiestrador de perros de 33 años tras una pelea con un ingeniero, que es vecino y que construye una casa al lado del complejo de departamentos que habita en una manzana del barrio Olivares de Natania, en Rivadavia. Según Diego Erausquin, la víctima, el problema se originó cuando estacionó su auto en la calle, invadiendo con la trompa parte del terreno del presunto agresor. Esa maniobra desencadenó una discusión entre ambos y cuando parecía que todo se había diluido, el ingeniero, supuestamente, fue a la construcción, tomó una herramienta de hierro y golpeó al adiestrador delante de su esposa. Apenas ocurrió el problema, el profesional acusado se acercó a la Seccional 13ra y denunció que el herido ingresó a su terreno, que discutieron y pelearon, informó la Policía.
El hecho trascendió ayer, pero ocurrió el último martes a las 11 en la manzana N de ese barrio. “Hace 1 año que vivo aquí y nunca tuve un problema con él. De hecho si lo he visto 3 veces es mucho”, dijo el herido, quien identificó a su agresor como Alejandro Herrera (41).
Ese día, el adiestrador recordó que “habían llegado los padres de una vecina nuestra y como estacionaron en mi lugar, me paré en la calle. Mi auto estaba mitad en nuestra propiedad y mitad en el de Herrera. Ni siquiera estaba cerca del portón de ingreso a su propiedad. Me bajé y escuchaba insultos, pero no pensé que eran hacia mí. Cuando iba entrando al complejo, lo vi arriba de su techo increpándome por cómo había dejado mi auto”.
Luego, el profesional habría salido a la calle y discutieron. “Le dije que no nos íbamos a pelear por eso, así que corrí mi coche. Él se metió a la construcción y me bajé. Mi esposa salió porque escuchó la discusión y cuando estaba por entrar, ella gritó. Quise darme vuelta y sentí el primer golpe en la cabeza que me dio con una herramienta para doblar caños”, dijo Diego. Tras ese primer golpe, el agresor le dio otro más que le abrió la cabeza. “Casi me desvanecí y ahí me pegó otras 4 veces en la espalda. Alejandra quiso defenderme y él amenazó con pegarle. Ahí me le fui y me dio otros 2 golpes en el brazo. Después se metió a su lote y no salió cuando vino la Policía. Fue una locura porque me podría haber matado. Ahora tenemos miedo porque no sabemos cómo va a seguir todo después de esto”, dijo.

