Un pensionado de 46 años enfrenta una investigación por el presunto abuso sexual de sus dos hijastras, con quienes convivía en una casa de Rivadavia. El hombre no es identificado para preservar la integridad de las víctimas, de 17 y 16 años. Fue la más chica la que se animó a romper el silencio cuando un preceptor de su escuela le preguntó por qué lloraba y ahora al acusado le abrieron una causa penal por el delito de abuso sexual simple (agravado por la situación de convivencia), pese a que negó los hechos y se defendió diciendo que solamente a una de ellas "le puse crema en la espalda estando la madre".
La denuncia fue radicada el 3 de septiembre último por la madre de las jóvenes, pareja del acusado, con quien tiene 5 hijos en común. Las víctimas no son hijas biológicas de él pero se criaron bajo su presencia en la casa, dijeron fuentes judiciales.
El sospechoso tiene problemas de movilidad y utiliza muletas para caminar. Según el examen mental, puede comprender la criminalidad de sus actos
El caso estalló el día 31 de agosto, cuando la madre de las chicas fue citada al colegio por un problema con su hija de 16 años. A la menor la habían suspendido 3 días por colocarse un piercing en el ombligo en el establecimiento, mientras que el director además le reveló a la mujer que el preceptor había visto llorar a su hija la semana anterior y que cuando le preguntó qué le pasaba le había dicho que era abusada por el padrastro.
El directivo le recomendó acudir a hacer la denuncia, pero primero la mujer habló con su hija. Según fuentes judiciales, la menor le recriminó que para qué le preguntaba si no le creía, ya que antes le había inferido lo que pasaba y no había cambiado nada. Sin embargo, luego la chica le reveló que el hombre también abusaba de su hermana mayor, de 17 años, y le contó que cuando ella salía por las mañanas, su padrastro despertaba a su hermana, la llevaba a la habitación matrimonial y con la excusa de que se quedara con el bebé de la familia, la tocaba. Agregó que ella se hacía la dormida pero que veía lo que pasaba.
La madre decidió luego interrogar a su hija mayor, quien primero negó los hechos, pero ante la insistencia se quebró y confirmó que era cierto lo que le había contado su hermana.
Entonces hubo denuncia en la UFI Anivi, desde donde encontraron elementos para solicitar la apertura de la investigación contra el sospechoso. El juez de Garantías Federico Rodríguez dio a la Fiscalía el visto bueno y concedió un plazo de 6 meses para investigar el caso, tiempo en el que el imputado deberá cumplir ciertas medidas coercitivas, como la promesa de someterse al proceso sin entorpecerlo y la obligación de presentarse periódicamente en la comisaría jurisdiccional. Además, le impuso una prohibición de acercamiento y de contacto con las víctimas y su madre, quienes tras denunciarlo se fueron a vivir a Pocito.
Una de las víctimas admitió que pensó en matarse. Se hizo cortes en los brazos
El sospechoso, que llegó en libertad a la audiencia inicial de este miércoles y seguirá así puesto que el Ministerio Público Fiscal no pidió su detención, decidió declarar ante el juez, asistido por la defensora oficial Cecilia Mut. "No las he manoseado, es mentira", afirmó. Luego, agregó que "cuando salía la madre buscaba tener el menor roce posible". Y aclaró que "a (nombra a su hijastra mayor) la he tocado pero en presencia de la madre, poniéndole crema en la espalda porque le dolían mucho los pechos. Le recetaron una crema y yo se la ponía en la espalda y en el costado, pero estando la madre presente, no la manoseé".
Por pedido de Fiscalía (representada por el ayudante fiscal Fernando Guerrero), las menores serán entrevistadas en audiencia videograbada (Cámara Gesell). Esa prueba será clave para el futuro del imputado.