Una de las chicas tenía 22 años y está afectada por el síndrome de Cohen, enfermedad que, en entre otras funciones, afecta la capacidad intelectual, los rasgos faciales y algunos sentidos en quienes la padecen (el oído en este caso). La otra tenía 21 años y una hipoxia (falta de oxígeno en el cerebro) le había dejado serios trastornos en el habla, entre otros problemas. Ambas iban a la misma escuela especial y eran transportadas por el chofer de una combi que una obra social les ponía a disposición. Pero a fines de 2010, la mayor de esas niñas pudo contar que el conductor de ese transporte la había atacado sexualmente y que había hecho algo similar con una de sus compañeras.
El 1 de noviembre de aquel año denunció uno de los padres. El otro, al día siguiente. Y enseguida ese chofer, Darío César Carpino (45), quedó en serios problemas, pues al declarar con el sistema de Cámara Gesell una de las víctimas reveló que, luego de retirarla de su casa, le llevó a un descampado y le mostró pornografía en su celular. También en ese terreno baldío, ocurrió lo más grave, pues dijo que la había violado. La otra relató que a ella también la llevó a ese terreno, le mostró imágenes "cochinas" en su teléfono, la obligó a masturbarlo y que esa situación había ocurrido delante de la otra víctima.
Los psicólogos informaron que ambas víctimas no fabularon ni mintieron porque carecían de la capacidad intelectual para estructurar un relato falso sobre los que les había ocurrido.
Entonces Carpino fue detenido y pasó 3 años en prisión hasta que recuperó su libertad por el vencimiento de los plazos de su prisión preventiva.
Ahora volvió a Tribunales para enfrentar el juicio que tenía pendiente en la Sala I de la Cámara Penal, pero en lugar de intentar defenderse ofreciendo pruebas a favor, a través de su defensor, Fernando Bueno, decidió pactar un juicio abreviado con la fiscal Marcela Torres.
En ese acuerdo, presentado ayer al juez Martín Heredia Zaldo, Carpino admitió que cometió los delitos de abuso sexual con acceso carnal contra la mayor de esas chicas con capacidad restringida y abuso sexual gravemente ultrajante contra la otra.
También aceptó purgar una pena de 10 años de cárcel, pero su defensor solicitó al magistrado que cumpla la eventual condena en su casa, pues hace un año le extirparon un riñón y debe hacerse hemodiálisis tres veces por semana. Y, además, actualmente se trata del cáncer de próstata que padece.
Todo indica que el magistrado aceptará el acuerdo (no podrá imponer una pena mayor a la propuesta), porque ayer pidió a las partes que le acercaran una serie de estudios complementarios además del certificado médico (como un informe psicológico y otro social) antes de decidir si concede o no la prisión domiciliaria.