La chica hipoacúsica de 21 años sospechada de matar de un tiro a su padre cuando dormía, el 19 de marzo del año pasado, no pudo ser indagada nuevamente en el Quinto Juzgado de Instrucción porque tiene problemas para escuchar, al parecer, por el implante coclear que le pusieron a los 6 años en el oído derecho (fue el primer caso en San Juan), el único con el que puede tener audición, dijeron fuentes judiciales. Y como para indagarla es necesario que escuche los delitos que le imputan y las pruebas que la complican, el interrogatorio fue suspendido por la juez María Inés Rosselot hasta que un instituto especializado de Buenos Aires revise y calibre el aparato (no se hace desde mayo de 2006), en forma "urgente", es decir antes del turno que tenía previsto para el 4 de diciembre próximo.
Así, la juez resolvió mantener el estado de libertad del que goza Luciana Abregú desde la noche del 27 de octubre pasado, cuando un tribunal aceptó el hábeas corpus que presentó su abogado Rolando Lozano por considerar arbitraria la detención de su clienta, luego de que otros jueces declararan nula su declaración indagatoria, en la que la joven confesó el crimen.
Con la anulación de ese paso procesal clave, Abregú no pudo ser juzgada. Y por eso ahora es otro juez quien debe indagarla de nuevo y resolver su detención por presunto homicidio agravado por el vínculo, algo que parece darse por descontado desde que la juez Rosselot rechazó un pedido de eximición de prisión a favor de la jovencita. Luego de ese paso, la magistrado resolverá también un planteo de inimputabilidad, porque Lozano asegura que su clienta no comprendió que cometió un crimen.

