Si algo llamó la atención sobre cómo actuó o qué hizo Adolfo Ruíz esa tarde-noche que desapareció, fue que andaba a pie. Por lo demás, nadie percibió ni un gesto o una palabra extraña en él. Y esto lo afirman su esposa que lo despidió de su casa y otras tres personas que lo vieron por última vez antes que se perdiera misteriosamente en Caucete, en plena zona urbana y en un horario con movimiento de gente.
Todo esto desconcierta a la familia y a la Policía misma que, aunque investiga distintas hipótesis, no halla pistas concretas sobre el paradero de Adolfo Ramón Ruíz (51), un empleado de la Dirección de Arquitectura y dueño de una pequeña flota de camiones.
El pasado viernes 24 de septiembre, aparentaba ser un día normal para los Ruíz en su casa en la manzana B del Sector IV del Barrio Felipe Cobas, Caucete. Después de la siesta, Adolfo Ruíz salió por un rato. Regresó antes de las 18, se bañó y se puso una chomba azul con rayas blancas, un jeans azul y zapatillas negras para ir a la dentista. Cruz Llanos, su esposa, recordó que se sentó en el living a ver por televisión el programa "Sólo para reír", porque le gusta mucho. Eran cerca de las 19 y tomaron mate cocido con sopaipillas. "Esa tarde lo vi bien. No le noté nada raro, por eso me llama la atención lo que pasó. Si se iba a algún lado o a un asado, me contaba", relató la mujer.
Estaban en el living cuando llegó Matías Escobar (26), dueño del Café Delicias, en Diagonal Sarmiento. Son amigos. Ruíz solía ir seguido al negocio. Es más, esa mañana charlaron y el hombre le dijo al muchacho que lo acompañaría a ver al mecánico.
Por eso Escobar lo fue a buscar esa tarde. "Salió re-tranquilo a atenderme. Estaba lo más bien. Ahí me pidió disculpas, y me dijo que no podía ir conmigo al mecánico porque tenía turno a las 20 con la dentista". El muchacho recuerda que eran las 19:34 y le dijo que tenían tiempo para ir. Pero Ruíz le contestó: "primero tengo que pasar a hablar con el chofer, después me voy a la dentista. Cuando salga voy por tu negocio, vamos al taller y dejamos el auto. Y de ahí me voy, porque tengo una pollada". Escobar explicó que "no dijo adónde era, ni con quién se juntaba a la noche. Pero estaba lo más normal, así que nos despedimos y me fui". El joven destacó que también se sorprendió cuando se enteró que esa tarde Ruíz salió caminando y no en alguno de sus vehículos.
Cruz Llanos relató que su marido luego entró a la casa y "se preparó para irse. Me mostró un cartoncito, y me dijo, pueda ser que la doctora me quiera poner este remedio. Ahí se fue". Algo que le extrañó fue que se marchó a pie, cuando siempre andaba en su Ford Ranger y últimamente en esa combi que acababa de comprar, o a lo sumo en bicicleta.
Ruíz caminó como dos cuadras y se encontró con Orlando "El Katunga" Muñoz, su vecino y chofer de uno de sus camiones. El obrero señaló que "lo ví de buen humor. Me contó que iba al odontólogo. Lo único raro era que andaba a pie. Lo conozco de hace años y para cualquier cosa, sea cerca o lejos, se movía en vehículo". Muñoz explicó que hablaron de un camión y después Ruíz siguió su camino. "Era muy reservado, no contaba sus cosas a no ser lo referido al trabajo o los camiones. Jamás le escuché decir que se quisiera ir, que tuviera amantes o que anduviera en problemas. Y ese viernes, o los otros días, no lo noté deprimido ni con mala cara".
Según reconstruyó la policía, de las 20 hasta aproximadamente las 20:30, Ruíz estuvo en el consultorio de la odontóloga Flavia Gisbert, en calle Juan José Bustos, cerca de Diagonal Sarmiento. Eso es a cinco cuadras de su casa. La profesional no quiso hablar con este diario. Sin embargo, es una testigo para la policía, ya que sería la última persona que lo vio a Adolfo Ruíz. Fuentes de la causa revelaron que la dentista habría declarado que vio tranquilo al hombre y que estuvo menos de media hora en su consultorio. Después se retiró de lo más normal. Lo asombroso es que de ahí en más se cortan los rastros de Ruíz. No se sabe qué hizo, qué le pasó o con quién se encontró.

