Un efectivo del Servicio Penitenciario se enfrentó a tiros con delincuentes que asaltaban a la humilde familia que vive al lado de su casa, en La Rinconada, Pocito. Renzo Tivani (27) escuchó los desesperados gritos de su vecina, se ocultó detrás de una palmera y llamó al 911. Pero antes de que llegara la Policía los ladrones salieron, y fue en ese momento, cuando corrían hacia el Volkswagen Gol Trend que los esperaba, cuando se produjo la balacera.
"¡¿Qué mirás vos?!", le gritó uno antes de dispararle, sin dar en el blanco. Tivani, parado en la vereda, no lo dudó y repelió el ataque con su pistola 9 milímetros. "Le empezó a descargar tiros, les tiró como 7 y parece que dos dieron en el auto cuando se iban", dijo el jubilado Luis Antonio Lara (68), dueño del rancho ubicado en Mendoza entre 14 y 15, donde a eso de las 0.30 de ayer vivió un calvario junto a su esposa paralítica María Elena Coria (60) y sus hijos Eduardo (42), Rubén (36) y Gustavo (32).
"Entraron dos corriendo, pensaba que eran mis nietos, pero les vi las armas, largas, y supe que eran ladrones", explicó. Uno vestía ropa deportiva y el otro tenía un chaleco anaranjado con la inscripción "Policía". Actuaron a cara descubierta, pero las víctimas poco pudieron ver porque todo ocurrió en medio de la oscuridad.
Los delincuentes los sorprendieron mientras dormían. No les había costado entrar porque el rancho es tan precario que no tiene puerta. Y a fuerza de violencia y amenazas de muerte tomaron el control de la casa. "A mis hijos les pegaron cachazos y a mí una patada en la canilla. Nos tiraron al piso y nos decían que no nos moviéramos ni gritáramos porque nos iban a volar los sesos", relató Coria. Al parecer, los malvivientes iban en busca de una suma de dinero que no existía. "O se equivocaron o venían por los $30.000 de una moto que vendió uno de mis hijos hace dos semanas, pero ya se compró otra", dedujo el hombre.
Yo ahora me voy a comprar un arma, ya le dije a la Policía. Aunque sea para tirarles a las piernas
LUIS ANTONIO LARA – Víctima
Lo concreto es que, entendiendo que no había mucho de valor, los sujetos tomaron dos celulares, un par de zapatillas, una campera y salieron. En ese momento no contaban con que el vecino penitenciario había escuchado cuando Coria gritaba desde su habitación. Y en la corrida hasta el auto (aparentemente los esperaban otros dos) protagonizaron el cinematográfico enfrentamiento que, según fuentes policiales, todo indica que acabó sin heridos.
Pesquisas de la seccional 7ma y de la Brigada Sur trabajaban para dar con los delincuentes.