Juvenal Mercedes Calderón es un jubilado de 82 años, medio sordo, afectado por la hipertensión; también por artritis y artrosis en sus huesos, que ya lo obligan a usar bastón y a caminar rengueando. Sin embargo, dos años atrás, ninguno de estos problemas de salud fue obstáculo para que saldara un conflicto entre vecinos, a los tiros. Con un resultado muy peligroso, porque cuando empuñó un revólver calibre 22 que tenía en su antigua casa de la Villa Escudero, en Chimbas, lanzó tres disparos contra su rival, situado a metro y medio, y dos de esos balazos no terminaron con la vida de ese joven por muy poco: una bala ingresó en el costado izquierdo del pecho; el otro por la espalda a similar altura, según el expediente.

Aquella vez, el ataque afectó la zona pulmonar de Alexis Andrés Britos (23) quien perdió mucha sangre. Los médicos declararon luego que, de no haber recibido el urgente auxilio que le dieron en el Hospital Rawson, hubiera muerto.

Según fuentes judiciales, el violento desenlace se había originado prácticamente por una nimiedad: una pelota que cayó en la casa de Calderón cuando jugaban tres niños vecinos que no superaban los 4 años.

Precisamente uno de esos chicos, de 3 años, fue a buscar la pelota y entonces Calderón le dio un ‘cachetón’ en la cabeza que lo hizo estallar en llanto. El asunto fue presenciado por Alexis Britos que -según las fuentes- fue a pedir explicaciones y discutió con el anciano por su reprochable actitud.

Parecía asunto terminado cuando Britos se volvió a su casa, pero entonces el anciano redobló la apuesta: ‘Vení ahora si sos tan macho’, desafió desde su casa, esta vez con un revólver. Britos aseguró que se acercó a Calderón para decirle que guarde el arma, pero entonces el jubilado lo atacó a balazos y lo puso al borde de la muerte.

Desde entonces Calderón se mudó a San Martín. Y allí empezó cumplir arresto domiciliario, por sus problemas de salud y porque tiene más de 70 años. En los últimos días reapareció en tribunales para firmar un acuerdo de juicio abreviado entre su defensor, Gustavo De la Fuente, y el fiscal Gustavo Manini. En ese escrito, aceptaba una condena de 9 años de prisión por tentativa de homicidio y portación de arma de fuego de uso civil.

El juez Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) aceptó ese planteo, pero aplicó 8 años y 6 meses de cárcel al anciano, quien ahora será controlado por el Patronato de Presos y seguirá con arresto domiciliario.