Ariel Guzmán (27 años) tenía franco en su empleo en una fábrica de plástico. Y como hacía mucho que no veía a su mamá, el viernes enfiló su moto Yamaha negra desde la casa que comparte con su señora y sus dos pequeñas nenas en Villa Nueva Argentina, Chimbas, hasta la de su madre en Villa Nacusi, Pocito. Allí pasó un rato hasta que salió a ver a su primo Emanuel y prometió volver a la hora de la cena. Pero no apareció más. Recién ayer a las 13.30 Margarita Siriñán, la madre, supo que su hijo no había vuelto por una circunstancia terrible: había sido brutalmente golpeado y recibió tres puntazos, incluido un gran corte en el abdomen, por parte de tres sujetos que lo atacaron a la salida de un boliche en Trinidad, Capital, para robarle sus zapatillas, dos celulares y la billetera con algo de plata, una tarjeta de débito, sus documentos y los papeles de su moto. Eso explicó ayer la mujer de la víctima, Pamela Martin, en el hospital Guillermo Rawson, donde el joven fue operado y se recomponía de ese ataque que de milagro no fue letal.
Había sido un llamado anónimo el que alertó a la policía, cerca de las 6 de ayer, que un joven era golpeado bajo unos árboles en un baldío de la ex Villa El Chorizo, pegada a la Villa El Pino, a un costado de la calle Pedro Alvarez, unos 100 metros al Este del cruce con Estados Unidos, dijeron fuentes policiales.
Cuando personal de Sifeme y policías de la comisaría 3ra. de Trinidad al mando del comisario inspector Aníbal Zárate llegaron al lugar, Guzmán estaba hecho un ovillo, tomándose el abdomen, lleno de sangre. Ahí fue que alcanzó a decir cómo se llamaba, que le habían robado sus zapatillas y su Yamaha negra, pero más tarde se confirmó que no le habían robado esa moto porque la había dejado en la casa del primo con el que salió.
Más tarde, un poco más recompuesto, le contó a su mujer que cuando salió el boliche, antes que su primo, llegó hasta una calle y se puso a esperar un remis que lo llevara a casa. Que entonces un sujeto de gran porte se le puso atrás y apoyándole algo en la cintura lo obligó a caminar por un callejón. Que en el trayecto se sumaron dos sujetos más. Y que al final lo golpearon entre los tres para poder robarle.
Un puntazo en la tetilla derecha, otro en el brazo izquierdo y un gran tajo en el abdomen fueron las heridas más graves que le dejaron esos delincuentes, además de golpes de puño y puntapiés en todo el cuerpo, dijeron ayer sus familiares. Buscan dar con los agresores.

