La chiquita de 11 años a la que el pasado 3 de marzo se le practicó un aborto tras quedar embarazada producto de las reiteradas violaciones a las que era sometida por su padrastro, contará detalles del calvario vivido en Cámaar Gesell este lunes.
La Justicia busca conocer como era el trato que recibía ella y su hermanita de 5 años por parte de de sus padres, con ese sistema que protege sus derechos y evita la revictimización de los menores de edad.
Días atrás, el cotejo de ADN ordenado por el juez Alberto Benito Ortiz para saber si el feto era hijo de su padrastro de 42 años, arrojó un 99,99 % de correspondencia genética, dijeron fuentes judiciales. Y así, la suerte de ese changarín quedó muy complicada en el proceso que lo tiene como sospechoso y preso, igual que a la madre de la nena, una mujer de 29 años con discapacidad motriz, indicaron.
El caso había salido a la luz el pasado 28 de marzo, cuando la directora de una escuela de Rawson a la que concurría la niña, sospechó y la llevó a un centro de salud. Allí dijeron que podía estar embarazada y enseguida se supo que cursaba el quinto mes de embarazo. Ese mismo día, la niña dijo de manera informal que el niño era hijo de su padrastro, que casi todas las noches se cruzaba a su cama en el humilde rancho de la familia. El sujeto quedó preso el mismo día, como también la madre de la nena, pues al juez y a la fiscal Claudia Salica, no les cerró que la mujer no supiera nada.