"No vamos a parar hasta que les quememos la casa, porque a mi hijo no me lo devuelve nadie. Y vamos a seguir (atacando) hasta que el gobernador y el juez de la causa nos den una respuesta. Mi hijo no hacía nada, yo ando robando para darle de comer". La advertencia la hizo ayer Flavia Galaz, la madre del jovencito de 15 años que la semana pasada murió al tocar un alambre electrificado en una finca de Chimbas en un presunto intento de robo. Pasó en medio de ataques a los uniformados y también a una vecina que se tuvo que mudar tras una seguidilla de problemas, acusada de ser "botona" de la Policía. Ayer al mediodía, cuando salió el camión con los últimos muebles, hubo un pico de violencia que terminó con un joven preso por los disturbios y un agente lesionado en una mano.

El de ayer, fue el enésimo enfrentamiento entre policías y familiares y vecinos de Pablo González (15),aunque fue menos violento que los que se suscitaron días atrás. Más de 30 policías de diferentes áreas, apoyados por el camión de Infantería, ingresaron hasta la casa 3 de la manzana F del barrio San Francisco II para custodiar la mudanza de Laura Sánchez, una mujer, madre de 6 chicos (de entre 20 y 9 años) que también ha sufrido ataques de sus vecinos en las incursiones diarias a la finca donde se electrocutó el chico, dijeron las fuentes.

Allegados a la mujer comentaron que desde el sábado viene sufriendo constantes ataques en su casa porque los vecinos no veían con buenos ojos que ella llamara a la Policía cada vez que sufría un robo en su inmueble o cuando tenía un altercado con ellos.

Pero el punto límite de esas agresiones vecinales se produjeron entre el domingo y ayer en la madrugada, cuando su hogar fue atacado con todo tipo de proyectiles y hasta con bombas incendiarias. Eso provocó que una de las hijas de la mujer sufriera un ataque de nervios y algo mucho más grave: que la joven no pudiera ser asistida porque una ambulancia no pudo ingresar por los disturbios, señalaron los familiares de Sánchez.

Y por eso, ayer la mujer decidió mudarse y dejar su casa abandonada, aunque custodiada por la Policía.

Luego de que los uniformados ingresaran al barrio y los efectivos formaran un cordón en torno a la vivienda, el camión de la mudanza pudo entrar y cargar las pertenencias de Sánchez.

A pocos metros, Flavia Galaz y otros vecinos del barrio se reunieron e insultaron a Sánchez mientras se mudaba y a los uniformados, a quienes acusaban de "mal educados" y de agredirlos también a hondazos en los enfrentamientos.

Allí Galaz afirmó que "no vamos a parar hasta que quememos esa casa. Queremos justicia y si veo alguno de la familia (el hijo del dueño de la finca está preso) los voy a matar, para que sientan el dolor que yo siento por mi hijo".