Buenos Aires, 24 de abril.- El ex gerenciador de Cromañón,
Omar Chabán, insistió hoy en que la responsabilidad por la tragedia de la discoteca la tuvieron "tres imbéciles, idiotas", que "no pueden ser controlados por nadie".
Al exponer nuevamente ante el tribunal oral número 24, que
lleva adelante el juicio por el siniestro de la discoteca, Chabán
analizó que "determinados jóvenes sin límites no pueden ser
controlados por nadie".
"Nadie puede controlar a tres idiotas, imbéciles, violentando
el bien común", resumió Chabán, en el final de su corta
declaración de este mediodía.
Por otra parte, un ex inspector aseguró que un control a un
restaurant del barrio de Recoleta una de las personas del lugar le
pidió que no procesan a realizar la inspección ya que allí comía
habitualmente, y lo había hecho la noche anterior, el entonces jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, y por lo tanto
debía haber un error.
El hecho fue relatado por Diego Mayochi, ex inspector de la
Unidad Polivalente de Inspecciones (UPI), pero comentó que le
resultó curioso el comentario porque el restaurant, no recordó su
nombre, estaba en regla.
Chabán declarar por cuarta vez para explicar cómo fueron
modificándose las costumbres del público y de la sociedad en relación con los lugares nocturnos en los últimos 40 años, mientras la normativa que regula su funcionamiento se mantuvo sin cambios.
Fuentes cercanas a su defensa adelantaron que Chabán declarará
por lo menos en dos oportunidades más antes que termine el
juicio.
Hoy, recordó que cuando decidió habilitar, en los años 80, el
Café Einstein, "en una época en que los pubs habían generado una
revolución", el permiso consignaba que se trataba de un "café-bar".
Chabán calificó ese eufemismo de la habilitación como una
muestra del "desfalco de la normativa" vigente en materia de
habilitaciones.
Pero también se remontó más atrás en el tiempo, hasta 1968,
cuando -enumeró- el contexto internacional se enmarcaba en "el mayo francés, el LSD, el pop-art, los Beatles, la revolución cubana y Astor Piazzola".
La normativa que categorizó a los lugares nocturnos como
"Local Bailable Clase C" es de ese año, cuando "no había ni idea de lo que eran los recitales", y se mantuvo, con mínimas modificaciones, hasta que ocurrió Cromañón, explicó Chabán.
Desde que comenzó el juicio, Chabán despertó hoy por primera
vez una sonrisa al público, cuando recordó que por aquellos tiempos los lugares de baile "tenían mess y sillas, la luz muy baja, los hombres caminaban como tontos y se acercaban a una chica, que tal vez estaba con su mamá, y le decían: ‘¿Querés bailar?’".
Desde allí marcó la evolución de las costumbres hasta llegar
al "pogo", una práctica habitual en los recitales hoy, de contacto
físico permanente y ciertamente frenético entre el público al
compás de la música.
Música que, por otra parte, pasó de un nivel de 97 decibeles a
127, según explicó.
Chabán apeló a esos ejemplos para marcar que la normativa no
evolucionó junto con las costumbre, y que aún así los encargados de aplicarla la desconocían en sus tramos fundamentales.
El ex gerenciador está acusado de estrago doloso por la muerte
de las 194 víctimas fatales que dejó el incendio en Cromañón la
noche del 30 de diciembre de 2004 durante un recital del grupo
Callejeros.
Antes que el gerenciador había declarado como testigo un
abogado que se desempeñaba como inspector del gobierno porteño, quien corroboró que por la época de la tragedia el área encargada de controlar los locales nocturnos se caracterizaba por "paupérrimos recursos; mucho volumen de trabajo y poca disponibilidad de personal".
El ex inspector Mario Esteban Mazzini explicó que por una
decisión administrativa del gobierno de Aníbal Ibarra el área
encargada de los controles fue desmantelada y pasó "de 300 inspectores a 11".
En ese sentido, en las declaraciones de la tarde, otros dos ex
inspectores resaltaron la falta de recursos para trabajar.
Uno de ellos, Diego Mayochi, dijo que para diciembre de 2004,
cuando ocurrió la tragedia, no había más de 50 personas para los
controles.

