El sospechoso se hacía llamar Emilio Cozzi. Entre las acusaciones hay desde manoseos hasta accesos carnales.

 

Cuando la oferta de un tatuaje gratis apareció en Facebook al alcance de la mano (sólo había que aportar las últimas tres cifras del DNI), la tentación pudo más que la precaución. Y muchas se inscribieron en ese improvisado concurso, sin dudar. De todos modos, pronto cayeron en la cuenta de que tanta generosidad no era posible y que había un costo, que para varias de esas jovencitas hasta hoy es un peso traumático: abusos sexuales, desde manoseos hasta accesos carnales, dijeron fuentes policiales.

La modalidad era la misma: citar a la ganadoras a un domicilio determinado, pedirles que se quitaran la parte de arriba con corpiño y todo para ver en qué lugar o cómo quedaría el tatuaje y para no mancharse. Y luego lo gratis se transformaba en una trampa, un pago por haber sido el tatuaje mayor o por el uso de materiales.

Esa situación fue el común denominador en las siete denuncias que hasta ayer recibieron en la subcomisaría de Médano de Oro, en Rawson, donde se inició la investigación por orden del juez de Instrucción Guillermo Adárvez.

Luego de recabar los primeras pruebas para reforzar la sospecha, el magistrado ordenó detener a ese tatuador sanjuanino que operó en distintos domicilios de Capital, el último en una casa de calle Córdoba, indicaron.

Ese sujeto se hacía llamar Emilio Cozzi en las redes sociales, aunque su apellido verdadero no es ese, dijeron.

Lo atraparon el último viernes y ahora enfrenta graves cargos que podrían significarle seguir detenido.

El meollo de la investigación, por ahora, pasa por atribuirle conductas que se consideran delictivas más allá de que, a simple vista, se pueda pensar que las propias denunciantes accedieron a sus peticiones.

Esto sería así porque al supuesto engaño inicial del tatuaje gratis, se agregaba luego una condición, una suerte de "coacción" para poder perpetrar los supuestos abusos.