’Estoy arrepentido por lo que hice. Pido perdón a la sociedad’. Entre lágrimas, esos fueron los tramos salientes del breve uso de la palabra que tuvo ayer el vallisto Elías Chávez (33), cuando ratificó con su firma, que está dispuesto a cumplir la pena perpetua en el Penal de Chimbas por haber matado de 19 cuchillazos a su esposa, la penitenciaria jachallera Ramona Mallea (37). El crimen había ocurrido el 23 de febrero pasado en el departamento que alquilaban para vivir con su pequeña hija en Aberastain y Belgrano, en Trinidad, Capital.

Chávez, asistido por el defensor Juan Carlos Riutort, acordó con la fiscal Alicia Esquivel Puiggrós un juicio abreviado, en el que acepta haber cometido el delito de homicidio doblemente agravado, por el vínculo (estaban casados) y por violencia de género. En la audiencia realizada en la Sala II de la Cámara Penal, también estuvo presente el abogado de la familia de la víctima, José Nicolás Carrizo.

Para el tipo de delito que confesó Chávez, no cabe otra pena que la perpetua. Por eso lo más probable ahora es que el juez José Atenágoras Vega, aplique ese castigo a este joven, el máximo del Código Penal.

Chávez y Mallea se habían conocido cuando ambos querían ser penitenciarios, pero sólo ella ingresó. En la familia de la joven siempre dijeron que la relación fue tormentosa para la víctima, por los celos enfermizos de Chávez.

Hasta los mismos vecinos dijeron que eran común escuchar discusiones en el departamento donde vivían.

Las cosas se complicaron para peor la noche del 23 de febrero último, cuando la enésima discusión terminó con la joven golpeada con una jarra de vidrio y 19 heridas de cuchillo que no le dejaron ninguna chance.