“Ya que vas a cargar nafta para la escuela, llevale las llaves a la Maira que se las olvidó”, encargó María Olmos (48) a la menor de sus 8 hijos, María de los Milagros Ruarte (“Mili”, de 16 años) el domingo a las 14, cuando la vio partir desde su humilde rancho en la zona de Las Talas en la moto Maverick 110 cc que le habían regalado para su cumpleaños de 15, el 23 de diciembre pasado.

Pensaba que iba y volvía porque su hija era muy de la casa, muy preocupada por ella a causa de sus problemas digestivos y de presión arterial, y también por su papá Lorenzo Ruarte (59), con medio costado izquierdo paralizado por un ACV hace cuatro años. Pero “Mili” no volvió y fue la última vez que la vio. El miércoles en la noche cuando le confirmaron la sospecha de que su propio yerno “Sureño” José Castro (24) había matado a su hija, María sufrió tal crisis de nervios que pasó toda la noche en el hospital de Caucete.

Ayer, un poco más repuesta, descargó su bronca: “Quiero verlo muerto, que le hagan lo que le hizo sufrir a mi hija”, dijo, en alusión a su yerno, detenido desde el miércoles en la mañana por policías de Caucete a cargo del comisario mayor Julio Vázquez y el comisario Jorge Sánchez, porque todo lo complicaba.

Ayer, el médico forense Eduardo Recabarren confirmó en la autopsia que la chica murió estrangulada con el cable que hallaron en su cuello y que pudo ser violada, dijeron. El miércoles en la tarde la encontraron enterrada, los pantalones bajos y envuelta en una manta entre unos parrales frente a la casa que alquila Castro en Villa Dolores.

A Castro se lo ligó a la desaparición por unos rasguños en su rostro y su espalda. El lunes, compañeros de trabajo en una finca le vieron las lesiones y también notaron el empeño de ‘Sureño’ en querer tapárselas con una cuellera. Esa situación llegó a María por boca de su hermana Andrea, a quien le comentó la curiosidad el encargado de esa finca. Pero Maira (esposa de Castro) llegó el martes a la tarde para averiguar si sabían algo de “Mili” y negó de plano cualquier vinculación de su esposo.

Ese día se produjo otro hecho curioso: “Mi nietito de 4 años, el mayor de Maira, me tocó y me dijo abuelita el papi y el “Cachón” (hermano de Castro) le pegaron a la “Mili” y la taparon con una colcha”. Ayer, policías de Caucete no descartaban otro implicado en el crimen.
Cuando el niño habló -dijo María- notaron que Maira se sorprendió pero minimizó todo: “es lo que las escucha a ustedes decir huev…”, dijo la joven. Luego, Maira le mentiría a la Policía sobre las lesiones (dijo que ella rasguñó a Castro cuando mantenían sexo), pero quedó en evidencia porque Castro dijo que lo habían rasguñado en una pelea callejera. Maira no estaba en casa cuando pasó todo y ayer quedó libre, precisó la Policía.

Castro es señalado “como pesado y loco” con antecedentes por robo, como estafador y hasta ligado a la prostitución cuando vivió en el Sur del país. Ahora, le espera un camino complicado, con promesa de largo encierro.