Luego de un mes y medio de estar internada en una situación crítica por las quemaduras que sufrió en sus brazos, pecho, rostro y sus vías respiratorias, Yamila Fernández (18), se recuperó, volvió a su casa y ante el juez dio una versión que ahora puede darle la libertad a su pareja, el changarín Luis Lucero, enviado a la cárcel luego de ser indagado por intento de homicidio.
“Él no quiso matarme, fue un accidente”, dijo la joven el último jueves en el Tercer Juzgado de Instrucción dirigido por el juez Guillermo Adárvez. Y por eso mismo ayer el abogado de Lucero, Claudio Vera, anticipó que pedirá la “inmediata libertad” y el sobreseimiento de su cliente.
El hecho que había dejado grave a la joven había ocurrido el pasado 18 de marzo a las 20,30 en el humilde rancho que compartían en el asentamiento Pedro Echagüe, en Santa Lucía.
La joven explicó que ese día ella salía del baño cuando se le ocurrió encender un cigarrillo, justo al pasar junto a la botella con nafta que su pareja había sacado de la moto y había dejado sobre un mueble. Según la joven, esa operación la había realizado Lucero para impedir que le sustrajeran el combustible, como había ocurrido otras veces.
Con algunas diferencias, Lucero también describió una situación similar sobre lo ocurrido el día del siniestro. Esa vez, el joven también resultó lesionado porque estaba cerca. Al declarar, aseguró ante el juez que en el acto salió a pedir ayuda y dos vecinos los auxiliaron.
Ayer este diario intentó hablar con la joven, pero no fue posible. Un familiar aseguró que aún está delicada pero aclaró que a su padre todavía no le cuenta lo que pasó aquella vez.
A pesar de las versiones de la pareja, el juez Adárvez entendió que el caso era sospechoso y ahora debe decidir si Lucero debe o no seguir en prisión.

