En una final que se juega a dientes apretados, San Martín convirtió a los 23 del primer tiempo pero después del eufórico festejo, el VAR anuló el gol. El centro vino desde la izquierda a través de Maximiliano Casas, el cambio de frente encontró a Ezequiel Montagna quien le dio como venía y la pelota fue a parar al fondo de la red del arco mendocino para desatar el delirio de todo San Martín. Pero rápidamente Nicolás Ramírez a instancias del VAR anuló el gol aduciendo que cuando Casas envió el centro la pelota había salido.