Su forma de jugar no cambió. San Martín sigue siendo el mismo que en el semestre pasado ganó 6 partidos, empató 2 y tuvo 4 derrotas. Ese que se metió en el primer tercio de las posiciones. Del que todos hablaban por su juego, entrega, rendimiento y porque fecha tras fecha confirmó que no era casualidad su andar. Por eso fue llamado la “revelación” de la Superliga, cerró el 2017 en la 8va posición y en puesto de clasificación a la Copa Sudamericana, que sigue siendo el gran objetivo para el equipo de Pipo Gorosito. Pero largó este año y todos esos números y resultados quedaron de lado porque todavía no puede ganar más allá que su desempeño en cancha sigue siendo el mismo. Pasó a estar de mitad de tabla para abajo y si no obtiene un triunfo pronto volverá a preocuparse por el promedio.
Esa es su actualidad, por eso San Martín debe volver a empezar porque ya no le alcanza con jugar bien, que es una virtud que continúa firme y cada partido con mayor sustento, porque no gana. El fútbol moderno se sostiene con victorias y hoy es su mayor carencia.
En lo que va del año, San Martín obtuvo 2 puntos de 15 en juego.
Tres derrotas (todas de visitante) y dos empates de local, marcan una campaña -en números- tan pobre como impensada. El fixture no le ayudó mucho porque debió enfrentar al líder Boca y su escolta Talleres. Encima el próximo lunes recibirá a Independiente, que llega en alza.
El Verdinegro deberá reinventarse de cara a los 10 partidos que tiene por delante. El objetivo de meterse en una copa internacional debe seguir siendo la motivación para que Pipo encuentre y explote otras virtudes de un plantel rico futbolísticamente y que sale a ganar siempre.
En las últimas tres fechas saldó una deuda que parecía ser un problema con la aparición de Claudio Spinelli. Pipo le dio la chance de debutar como titular y el juvenil delantero que llegó de Tigre convirtió en los tres partidos. Pero sus goles no fueron suficiente porque San Martín no ganó. Una victoria puede ser el despegue, pero necesita adosarle algo más a su juego porque los rivales ya lo conocen.