En el fútbol moderno, los sistemas tácticos son uno de los pilares de la discusión para formar un equipo. El técnico de San Martín, Gabriel Perrone, entendió que el 4-4-2 que paró en el clásico ante Godoy Cruz (derrota 0-1) debía quedar de lado para recibir ayer a Quilmes y así optó por el 3-4-1-2. Los resultados, tal cual pasó en el choque de hace tres fechas contra Arsenal y con Marcelo Vivas de coach interino, fueron los ideales: goleada del equipo por 4-0, con el plus que le permitió poder salir de la zona de descenso.

El ingreso de Luna en la zona de generación de juego le dio otra predisposición al Verdinegro, que tuvo en la contundencia una de sus armas más importantes pues en la tarde de Concepción llegó cinco veces con peligrosas al arco de Trípodi y anotó cuatro goles. Desde la defensa se notó la solidez del equipo, algo que remarcó Perrone en la conferencia de prensa. Mattia, Grabinski y Landa se sintieron cómodos en sus ubicaciones y lo transformaron en seguridad para el resto del equipo. Mas, pero sobre todo Bogado, hicieron auténticos surcos por los costados del mediocampo de San Martín y demostraron que tanto en marca como en proyección resultan claves. Luna, quien tras la goleada contra Arsenal perdió su puesto en el clásico, dio pincelazos de su gran técnica y visión de juego. Redondeó una excelente labor con ese remate de tiro libre, para convertirse en uno de los goleadores del Verdinegro en la campaña. Arriba, la dupla Osorio-Caprari se mostró por todo el frente de ataque y en el caso del colombiano fue quien salió más del área para entrar en contacto con el balón. El Gato, por su lado, estuvo más apegado en el complemento a bajar y sumarse a la zona de volantes, algo en lo que también cumplió.