En su documento de identidad figura como Márcio Passos de Albuquerque. Sin embargo, para el mundo del fútbol es simplemente Emerson. Nacido el 6 de diciembre de 1978 en Nova Iguaçu, un municipio que pertence al estado de Río de Janeiro.
Es un trotamundos del fútbol que debutó en 1998 en San Pablo y que luego jugó en la segunda división de Japón para Consadole Sapporo (2000) y Kawasaki Frontale (2001), en la primera división del país oriental para Urawa Red Diamonds (2001-2005), donde se convirtió en ídolo. Luego, tuvo dos pasos por Al-Sadd, de Qatar, (2005-2007 y 2008), jugó en Stade Rennais, de Francia (2007-2008), y volvió a Brasil para jugar en Flamengo (2009). Tras seis meses en el equipo de Río de Janeiro, lo tentaron para jugar en el Al Ain, de Dubai, donde estuvo un año (2009-2010). Más tarde, volvió a Brasil para jugar en Fluminense (2010-2011) y a mediados del año pasado llegó a Corinthians, al que anoche lo condujo con dos goles a su primera Copa Libertadores de América.
Su documento adulterado por una falsa partida de nacimiento provocó su primera condena, con fianza para evitar la carcel. La policía lo detuvo en el aeropuerto cuando volvía a Qatar para reintegrarse a su equipo el Al-Saad en 2006,
Encandilado por los petrodólares qataríes, aceptó una propuesta de nacionalización. Escondió su paso por la Sub 20 de Brasil (en 1999 jugó con 21 años y un nombre falso seis encuentros) aprovechando que no aparecía su nombre. Jugó tres partidos por Eliminatorias mundialistas para Qatar hasta que la FIFA lo descubrió y le prohibió seguir vistiendo la camiseta de la Selección de aquel país. Haber sido la figura de la final le augura un gran favoritismo para ser elegido el mejor jugador sudamericano del año, pero no le asegura evitar el acoso de la Justicia: el próximo martes será juzgado por importación ilegal de autos provenientes de Estados Unidos y lavado de dinero.
“Yo vivo de mis pies, yo juego”, respondió haciendo referencia a las críticas que Riquelme luego de la primera final. Parece que con el fútbol sólo no le alcanza.

