luis Scola, emblema de la Generación Dorada del básquetbol, resultó el faro que guió a la delegación argentina en la ceremonia inaugural de los 31ros. Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, desarrollada anoche bajo una imponente sinfonía de colores, que hizo hincapié también en la diversidad cultural de los tiempos modernos.

El capitán del que quizás sea el equipo colectivo más prestigioso de la historia del deporte argentino hizo su ingreso a un estadio Maracaná en ebullición a las 20.59; apenas cinco minutos después de lo previsto originalmente. Muchos de los deportistas que componen la numerosa delegación argentina (213 en total) no asistieron a la ceremonia por el simple hecho de que tendrán competencia oficial muy pronto.

Previamente, el acto que inauguró formalmente la competencia había entregado una preciosa versión a capella y acústica del himno nacional brasileño, a cargo del sambista Paulinho da Viola, de 73 años, que erizó la piel de sus compatriotas cuando entonaba ‘… terra adourada, entre outras mil, es tú, Brasil…‘.

También hubo tiempo para observar cómo se contorneó por el centro del campo de juego con su acostumbrada elegancia, la modelo internacional Gisele Bundchen, quien desfiló mientras la música en el Maracaná reproducía el extraordinario clásico de Vinicius de Moraes y Tom Jobim, ’Garota de Ipanema’. Las notas de emoción y de color se fueron sucediendo hasta que el desfile -luego del ingreso de los atletas que competirán bajo bandera de ’refugiados’, deportistas que debieron huir de sus países respectivos por problemas diversos, esta noche muy ovacionados-, se cerró con la entrada del local, Brasil, que produjo un nuevo estallido, el más grande, en el emblemático Maracaná. Tras los discursos (el presidente del COI, Thomas Bach; y el titular del comité organizador, Carlos Nuzman); la apertura oficial de los Juegos declarada por el presidente interino del país, Michel Temer (sonoramente abucheado); y la presentación de Gilberto Gil, Caetano Veloso y Anitta; el esperado broche de la fiesta fue la llegada de la antorcha y el encendido del pebetero olímpico: descartado el mítico ex futbolista Pelé por motivos de salud, la incógnita de quién sería el ’privilegiado’ se empezó a despejar con la aparición del extenista Gustavo ‘Guga‘ Kuerten, indiscutible ídolo de los brasileños.

Kuerten, dentro del estadio, le pasó la antorcha a la basquetbolista Hortencia y ella, finalmente, se la cedió al maratonista Vanderlei Lima, a quien un pastor irlandés -quien saltó a la pista- le impidió ganar la medalla de oro de su especialidad en Atenas 2004.

Con las llamas en alto, entonces sí, la fiesta quedó formalmente inaugurada. Y ahora será el turno de las competencias.