Argentina estaba haciendo méritos para ponerse en ventaja en la primera parte de la final del Mundial de Futsal que se disputa en Lituana frente a Portugal, cuando el castillo de naipes se desmoronó. Una de sus figuras, Cristian Borruto, cometió una infracción insólita que perjudicó a su equipo. El 9 albiceleste le propinó una trompada en el estómago a Ricardinho y vio la roja a instancias del VAR.
Fue un momento crítico para el combinado conducido por Matías Lucuix, que tuvo que soportar dos minutos con inferioridad numérica ante uno de las mejores selecciones de la actualidad. El dominio en ese lapso fue totalmente a favor de los lusitanos, que avisaron con un tiro en el poste y más tarde encontraron la ventaja a través de Pany, quien a los 14 quebró el cero con una gran jugada personal y remate cruzado de derecha. Su conquista se dio a segundos de volver a contar con el quinto hombre.
Sobre el cierre de la primera mitad, la Albiceleste -herida en su orgullo- reaccionó y arrinconó a su adversario, aunque no pudo empardar y se fue al descanso en desventaja. Ya en el complemento, Pany amplió la diferencia y Ángel Claudino descontó de inmediato, pero el resultado no volvería a moverse y la copa quedaría en manos de los europeos.
La baja por expulsión afectó al colectivo en ese período de 120 segundos pero también significó un dolor de cabeza mayúsculo para el entrenador, que perdió a una de sus mejores fichas. El pivote cumplió en esta Copa del Mundo de Lituania su cuarta convocatoria al máximo certamen representando a la celeste y blanca. Tuvo el privilegio de estar presente en Brasil 2008, sin convertir, Tailandia 2012, donde convirtió 5 goles, fue campeón en Colombia 2016, donde aportó cuatro conquistas, y ahora estaba con 4 gritos hasta esta final.
Venía de convertirle a Brasil en una semifinal en la que tranquilamente podría haber sellado un doblete ya que Constantino Vaporaki le dio el último empujón a la pelota cuando estaba ingresando para abrir el marcador contra el clásico rival continental.
Borruto confesó que el futsal le salvó la vida. Fue repartidor de volantes y rectificador de tapas de cilindros antes de volverse profesional. Su inicio en el parquet fue con la camiseta de Argentinos de Avellaneda y su talento deslumbró tan rápido que en menos de dos año se lo llevaron al Rojo. En 2008 pasó de Independiente al Napoli y hoy se desempeña en el Italservice de la Liga Italiana. El cambio de vivir en Europa significó el poder darse distintos gustos que durante toda su vida no pudo como, por ejemplo, comprarse zapatillas. Titi tuvo una dura infancia: creció junto a sus 11 hermanos en Dock Sud, su madre falleció cuando tenía un año y tampoco conoció a su padre.